Tan
sólo hay dos maneras en las que los mortales pueden convivir: la manera
material o animal y la manera espiritual o humana. Por medio de signos y
sonidos, los animales pueden comunicarse entre ellos en una forma limitada.
Pero estas formas de comunicación no transmiten significados, valores ni ideas.
La única diferencia entre el hombre y el animal es de que el hombre puede
comunicarse con sus semejantes mediante símbolos que por supuesto designan e
identifican significados, valores, ideas y aun ideales.Puesto que los animales
no pueden comunicarse ideas, no pueden desarrollar una personalidad.
El hombre
desarrolla la personalidad, porque puede comunicarse de esta manera con sus
semejantes tanto sobre ideas como sobre ideales.Es esta habilidad de comunicar
y compartir significados lo que constituye la cultura humana y permite al
hombre, a través de las asociaciones sociales, erigir civilizaciones.
El
conocimiento y la sabiduría se tornan cumulativos debido a la habilidad del
hombre de comunicar estas posesiones a las generaciones sucesivas. De esta
manera surgen las actividades culturales de la raza: el arte, la ciencia, la
religión y la filosofía.La comunicación simbólica entre los seres humanos
predetermina la aparición de los grupos sociales. El más eficaz de todos los
grupos sociales es la familia, más específicamente los dos padres. El afecto
personal es el lazo espiritual que mantiene la unidad de estas asociaciones
materiales. Estas asociaciones de amistad y afecto mutuo son socializantes y
ennoblecedoras porque fomentan y facilitan los siguientes factores esenciales
de los niveles más elevados del arte del vivir.
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