Muchos nobles impulsos humanos perecen porque
no hay nadie que escuche su expresión. De veras, no es bueno para el hombre
estar solo. Cierto grado de aprobación y cierta cantidad de apreciación son
esenciales para el desarrollo del carácter humano. Sin el amor genuino del
hogar, ningún niño puede lograr el desarrollo pleno de un carácter normal. El
carácter es algo más que mente y sentimiento moral. De todas las relaciones
sociales calculadas para desarrollar el carácter, la más eficaz e ideal es la
amistad afectuosa y comprensiva del hombre y la mujer en el abrazo mutuo del
matrimonio inteligente.
El matrimonio, con sus múltiples relaciones, es el
mejor medio para traer a la superficie esos preciosos impulsos y esos motivos
más elevados que son indispensables para el desarrollo de un carácter fuerte.
No vacilo en glorificar así la vida familiar porque vuestro Maestro eligió
sabiamente la relación padre-hijo como la piedra angular misma de su nuevo
evangelio del reino. Y tal incomparable comunidad de relación, el hombre y la
mujer en el abrazo afectuoso que expresa los más altos ideales del tiempo, es
una experiencia tan valiosa y satisfactoria que para obtenerla vale la pena
cualquier precio, cualquier sacrificio.
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