lunes, 3 de abril de 2017

Kryon-¿Qué hay del pueblo elegido por Dios?

No hay pueblos ni personas privilegiadas para Dios. Dios, o la espiritualidad superior, no se liga específicamente a unos pueblos o razas determinadas en detrimento de las demás, sino que hace un llamamiento a todos los seres a participar en el desarrollo del plan evolutivo, y es cada espíritu el que decide si quiere o no colaborar. Por supuesto, no obliga a nadie a seguir sus leyes. Cada uno, de acuerdo a su voluntad y su capacidad, adquirirá, si así lo desea, un compromiso para desarrollar una tarea concreta dentro del plan de evolución espiritual, tanto a nivel individual como colectivo, de la humanidad en la que encarna. Esa es la elección, la del espíritu. Por tanto, un “elegido” no es más que aquel que abre su interior a la espiritualidad superior y se compromete a seguir la ley del amor en su vida para que, además de evolucionar él mismo, sirva de ejemplo a otros seres que todavía no se han abierto interiormente a esta llamada.
¿Y estas personas que se abren a esa llamada del mundo espiritual, tienen algo que ver con los místicos o los profetas?
Mira, el contacto directo con el mundo espiritual no está reservado sólo a unos pocos. Ya he dicho que todo el mundo tiene una conexión directa, su propia conexión personal, con Dios, con la espiritualidad superior, con sus propios guías, y cada uno lo va a experimentar de una manera. Lo importante es buscar esa conexión sinceramente, con humildad, y que el motivo de esa búsqueda sea avanzar espiritualmente, y a cada cual se le dará lo que necesite. Lo importante no es la espectacularidad de las experiencias, sino que esas experiencias le sirvan a uno para avanzar en el amor, no para justificarse en sus defectos. Desafortunadamente, hay mucha gente que, motivada por el deseo de ser o de aparecer como alguien importante ante los demás, una especie de “maestro ascendido” o algo por el estilo, se autosugestiona experiencias que no son reales, y que pueden llevar a engaño a otra gente.

O los hay que, tras haber tenido experiencias reales de contacto espiritual, en vez de utilizarlas para su propio avance espiritual o para ayudar a los demás, las han utilizado para engrandecerse y creerse superiores y exigen que los demás les traten como si fueran dioses. Es el defecto de la vanidad lo que le hace a uno buscar la admiración de los demás en vez de buscar cómo mejorarse a sí mismo. Desgraciadamente esto es muy frecuente en vuestro mundo.

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