miércoles, 28 de junio de 2017

Jesús.La autoridad de la verdad.-Las escrituras

 «La autoridad de la verdad es el espíritu mismo que mora en sus manifestaciones vivientes, no las palabras muertas de hombres menos iluminados y supuestamente inspirados de generaciones pasadas. Aunque estos santos varones de antaño sí vivieron vidas inspiradas y llenas de espíritu, eso no significa que sus palabras eran similarmente inspiradas espiritualmente.
Hoy, no ponemos por escrito las enseñanzas de este evangelio del reino, para que, después de mi partida, vosotros os separéis rápidamente en distintos grupos, cada uno convencido de poseer la verdad como resultado de la diversidad de vuestras interpretaciones de mis enseñanzas. Durante esta generación, es mejor que vivamos estas verdades evitando dejar documentos escritos.
 Nada de lo que toque la naturaleza humana puede ser considerado infalible. Indudablemente podrá brillar la verdad divina a través de la mente humana pero siempre con pureza relativa y divinidad parcial. La infalibilidad puede ser anhelo de la criatura pero sólo los Creadores la poseen.
El error en las enseñanzas de las escrituras.-

«Pero el error más grande de las enseñanzas que se refieren a las Escrituras, consiste en la doctrina de que éstas son libros sellados de misterio y de sabiduría que tan sólo se atreven a interpretar las mentes sabias de la nación. Las revelaciones de la verdad divina no están selladas sino por la ignorancia humana, el fanatismo y la intolerancia de miras estrechas. Sólo el prejuicio y la superstición empañan la luz de las Escrituras. 
Un falso temor de lo sagrado ha impedido que la religión fuera salvaguardada por el sentido común. El temor de la autoridad de los escritos sagrados del pasado impide eficazmente que las almas honestas de hoy acepten la nueva luz del evangelio, la misma luz que aquellos hombres de otra generación conocedores de Dios tan intensamente anhelaban ver.Pero lo más triste de todo esto es, que algunos de los que enseñan la santidad de este tradicionalismo, conocen esta misma verdad. Ellos comprenden más o menos plenamente estas limitaciones de las Escrituras, pero sufren de cobardía moral y deshonestidad intelectual. Conocen la verdad relativa a los sagrados escritos, pero prefieren ocultar del pueblo estos hechos perturbadores. Así pues, pervierten y distorsionan las Escrituras, tornándolas guías de detalles esclavizantes de la vida diaria y autoridad en cosas no espirituales, en vez de apelar a las escrituras sagradas como minas de sabiduría moral, inspiración religiosa y enseñanzas espirituales de los hombres conocedores de Dios de otras generaciones».
Tomado del Libro de Urantia

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