Ahora bien: aquí va el primer consejo para el
cambio. Tu cuerpo tiene una forma de funcionar, y siempre ha funcionado de esta
forma. Cuando hay un desequilibrio, trabajas para equilibrarlo. ¡Fácil! Pero
eso significa que trabajas para devolverlo a como estaba. De modo que la cosa
intuitiva, instintiva, que hace el humano con todo este cambio, es tratar de
hacer que, de alguna manera, vuelva a lo normal. Incluso si te cambias de casa,
creas el mismo tipo de habitación que tenías en la casa anterior; tus hábitos
son los mismos, y tratas de reconfigurar la nueva casa según quién eres tú.
Cambias de profesión, de trabajo, lo que sea. Tratas de encajar en el grupo que
comprendes y donde te sientes cómodo. Pero ya no va a ser así. Vas a tener que
re-definir “lo normal”. Eso significa que no se vuelve atrás, que no se trata
de re-equilibrar; se trata de moverse a otro lugar. Literalmente, en tu
consciencia; en crear un nuevo “normal”.
Te doy un ejemplo para que veas qué difícil
es. Digamos que eres un cirujano de categoría mundial. Trabajas en hospitales y
conoces bien lo que haces. Toda tu vida, lo que has hecho en tu profesión es
ayudar a las personas y salvar sus vidas. Esa es tu pasión. Llegas al hospital,
allí están los instrumentos, está la tecnología, la electrónica, la mecánica,
todas estas cosas, está la medicina que comprendes, para poder operar al
paciente y salvar su vida. Un día te despiertas y ha ocurrido un cambio. Vas al
hospital y los instrumentos son diferentes. Lo electrónico es distinto. No
sabes cómo encenderlo; ahora no sabes cómo operarlo, cómo calibrarlo; los instrumentos
tienen formas raras, y lo principal es lo peor de todo: justo cuando consigues
resolver estos asuntos, te despiertas al día siguiente y todo cambió otra vez.
Esto es una metáfora del sanador espiritual en
este planeta, que ha usado los instrumentos del Espíritu, su intuición, su
pineal, y todas las cosas que comprende tan bien. Los sentimientos que tiene,
la energía, para sentarse frente a otro ser humano, y de pronto no están. No
tiene la energía, no tiene los otros marcadores, por ponerle un nombre, que le
permiten “leer” a la persona y sanarla.
Entonces, aquí viene lo que quiero que
entiendas. He aquí lo que verdaderamente sucede. Hay una... – lo llamaré una
consistencia en la frecuencia. Hoy te vas del salón y te subes en cierto modelo
de coche. Estás cómodo en tu coche, porque sabes dónde está todo. Digamos que
mañana te vas del salón y el coche es otro. Al día siguiente, cuando te vas, el
coche es otro. Te sentirías frustrado, ¿verdad?
Pero esto es lo que te quiero decir, lo que
quiero que comprendas. Queridos, esto es sólo una metáfora, lo mejor que
tenemos. En el ejemplo del coche, puedes contar con ciertas consistencias. El
freno estará siempre en el mismo lugar, el acelerador estará en el mismo lugar,
el volante también. Las cosas que tendrás que averiguar es dónde están los
cambios, cómo funcionan, dónde está el limpiaparabrisas y las luces. Una vez
que has resuelto los periféricos, puedes conducir lo más bien. Imagina, sin
embargo, que cada día que tienes un coche nuevo, este nuevo coche al que debes
acostumbrarte es mejor que el anterior. Es más elegante, más cómodo, te permite
conducir en la ruta mucho mejor que ningún coche que hayas tenido. Pero hay una
consistencia.
Y hay tres clases de personas. Una verá
inmediatamente el problema, y abandonará. “No quiero aprender a manejar otro
coche.” La segunda se quejará: “Esto no puede estar sucediendo. Esto no tendría
que suceder.” Y se sube a un coche tras otro y no entiende ninguno de ellos. La
tercera lo mirará y dirá: “¡Ah! Veo que el volante está en el mismo lugar! ¡Veo
que el acelerador está en el mismo lugar. (se ríe) Ahora bien, ¿dónde estará el
limpiaparabrisas? Ya lo encontraré.” ¿Cuál de éstas eres tú? El Espíritu ha
provisto una consistencia; eso es lo mejor que puedo decirte. De modo que
cuando llegues a la situación en que comprendas los detalles del cambio,
verdaderamente la fuerza que conduce, en su mayoría será idéntica a lo que
acostumbrabas. Y funcionará igual.
De modo que el cirujano es inteligente; tiene
esto resuelto. Entra al hospital, porque ahora sabe que cada vez que él
resuelve cómo son los nuevos instrumentos, son cada vez mejores y puede salvar
más vidas. Ahora, apenas puede esperar. Dice: “Puedo realinearme con esto, me
va a llevar sólo un momento, porque ya lo entendí. Los electrónicos: sólo tengo
que descubrir dónde está el nuevo botón de encendido (se ríe) y los
instrumentos son un poquito diferentes porque han sido mejorados; todo lo que
tengo que hacer es descubrir cuáles son las mejoras. Apenas puedo esperar.” ¿Ves
la diferencia en su actitud? Ahora bien, ¿quién eres tú? ¿Cuál de estos eres
tú?
La única prevención para esta transformación,
en estos cambios que recién empiezan para ti: no trates de resolverlos, porque
apenas creas que lo hiciste, se van a mover¿Cómo es que un ser humano no puede
acostumbrarse al cambio constante, donde la cosa que más te satisfacía antes
era la consistencia en su operación, y ahora cada vez que la enfrentas es un
poco diferente? Es un obstáculo considerable. Es un nuevo paradigma.
Quiero que sigas la lógica de esto. En una
nueva Tierra, en un planeta nuevo, ¿realmente crees que vas a llegar al estado
de ascensión si las cosas permanecen iguales? ¿Crees
que te vamos a transportar a otro nivel y te vas a sentar allí para siempre?
¡Ahora estás en un camino de cambio consistente!
Los
niños saben todo al respecto. ¡Están preparados para eso! ¡La gente joven de
hoy lo espera! ¡No les molesta en absoluto! Trabajador de luz, ¿qué pasa
contigo?
Presento esta información para que ustedes
estén cómodos. Sé que pueden hacerlo. Observen la consistencia de su operación,
con cambios en lo que llamaríamos los detalles. Un lector es siempre un lector,
un sanador siempre un sanador, un canalizador es siempre un canalizador, y sus
instrumentos están mejorando.
Ese es el mensaje del día. ¡Llegará un tiempo
en que empezaremos a describir los instrumentos! Ahora no. Quiero que te
acostumbres a la transformación; al cambio y lo que significa; recuerda: no
esperes que nada retorne a lo normal. Lo normal cambia cada día cuando abres
los ojos.
Debemos acostumbrarnos a la transformación,al
cambio y lo que significa;no esperes que nada retorne a lo normal.Lo normal cambia cada día en la mañana cuando
abres los ojos.
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