Cuando se
estudia Historia con un cierto criterio objetivo, sin atarse a ninguna de las
corrientes de opinión existentes, se observa como el ser humano, a pesar de su
avance tecnológico o político, sigue teniendo los mismos patrones de
comportamiento allá donde se desarrolle. O, como dice el refranero popular, el
hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Un ejemplo
de esto lo tenemos en el ascenso y caída de la civilización maya.
Hoy
conocidos por sus ruinas ciclópeas y por unas pocas tribus centroamericanas en
decadencia, durante más de mil doscientos años los mayas tuvieron el dominio de
América Central. En su momento de mayor apogeo, sus ciudades estaban tan
densamente pobladas como las nuestras a finales del siglo XX y comienzos del
XXI. Sin embargo, en menos de cien años todo desapareció devorado por la selva;
simplemente, la poderosa civilización maya desapareció y los pocos humanos que
sobrevivieron se degradaron y volvieron a la selva a vivir en chozas. ¿Qué fue
lo que ocurrió? Gracias a la exploración por satélite de la zona realizado por
la NASA y a las excavaciones de investigadores y arqueólogos patrocinados por
la misma, podemos dar una respuesta.
Para el
veterano arqueólogo Tom Sever, la causa de la caída la tuvieron ellos mismos.
En general, se tiene la visión bucólica de que el pueblo maya vivía en total
armonía con su entorno. Sin embargo, toda sociedad organizada vive del medio en
que se halla y si no es capaz de regenerarlo está condenada a la extinción. La
cultura maya se desarrollaba en la selva tropical, y su agricultura se
sustentaba en la deforestación del terreno mediante la quema para cultivarlo y
aprovechar las cenizas como abono. Además, la madera era utilizada como
combustible, para la artesanía y la vida cotidiana.
Fotografías
tomadas por satélite han hecho patente el fabuloso sistema de canales y presas
construidos por los mayas en mitad de la selva para aprovechar las lluvias y
llevarlas hasta las ciudades y campos de cultivo. Según Sever, mediante la interpretación
de datos de satélite hemos localizado cientos de ciudades antiguas abandonadas
cuya existencia se desconocía. Los mayas utilizaron yeso para construir sus
ciudades. Al desaparecer, la cal resultante se filtró al suelo, haciendo que la
vegetación en esos lugares fuese diferente del resto, lo que permite su
identificación desde el espacio.
Esto nos
indica el gran desarrollo social que tenían...y la gran dependencia del
entorno. Sabemos que en la agricultura de tala y quema, por cada tres años de
cultivo es necesario tener en barbecho la tierra quince años para que recupere
sus nutrientes. Con una población en constante aumento y unas ciudades
crecientes y saturadas de población, los mayas necesitaban cada vez más tierras
de cultivo, deforestando el entorno. En palabras del investigador Griffin, del
citado programa de la NASA: los mayas arrasaron con extensas porciones de
tierra cultivándolas en exceso.
Pero cuando
los árboles desaparecen, las precipitaciones disminuyen. Un ciclo de sequía
comenzó en Centroamérica. Esta sequía disminuyó las cosechas, y además hizo que
fuera más difícil llenar los depósitos para abastecer las ciudades. Sólo en
Tikal, había un sistema de represas de agua que contenía millones de litros,
suficiente para abastecer la ciudad durante más de dieciocho meses.
Con
cosechas bajas y escasez de agua, comenzaron las hambrunas y las enfermedades,
y seguidamente las revueltas sociales contra una clase dirigente incapaz de
resolver el problema. Lo demás es historia, pues en menos de cien años la
civilización maya desapareció, víctima de sí misma y de su incapacidad para
desarrollar otro modo de vivir, menos agresivo con su medio ambiente.
Hoy, más de
mil años después, puede que la historia vuelva a repetirse. Nuestra dependencia
de los combustibles fósiles para la vida cotidiana, el poco uso de las energías
renovables (a pesar de la propaganda existente), el fenómeno innegable del
calentamiento global y la incapacidad de nuestros políticos para afrontar una
respuesta global coordinada y eficaz pinta un cuadro cada vez más parecido al
apogeo y caída del mundo maya. ¿Aprenderemos de la Historia? O, una vez más,
cometeremos los mismos errores. En ti mismo, lector, y en todos los seres
humanos se halla la respuesta.
Javier Ruiz
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