Estudiando la historia podemos vislumbrar que
algo de lo prometido vendrá en el futuro; si nos damos cuenta de todos los
cambios que están sucediendo en éste convulsionado mundo y de las señales que
entrañan las transformaciones físicas que se están presentando en nuestro
planeta;si observamos en el momento actual el cambio de buena parte de la
humanidad hacia un nuevo orden espiritual;si llegamos a convencernos de que
los graves problemas de nuestro mundo no pueden resolverse por los
procedimientos que tenemos a nuestro alcance;si advertimos la creciente
expectativa de cambio,debemos asumir que algún suceso muy importante,de una
dimensión considerable está por ocurrir que levante nuestras esperanzas y nos
proporcione la certidumbre de que estamos en vísperas de profundos cambios bajo
la dirección de un Ser o varios Seres que será ó serán nuestra verdadera guía
espiritual.
En la medida que esta idea se vaya afirmando en nuestros mentes y en
nuestros corazones,la vida se nos mostrará llena de esperanza y será rebozante
de expectativa; entonces comprenderemos que nosotros en nuestro mundo a pesar
de todos los errores cometidos no estamos olvidados de la mano de Dios,y que
las actuales turbulencias que nos desgarran a diario,no son sino los dolores de
un nuevo alumbramiento de una nueva civilización.Y así como la madre olvida
rápidamente los dolores del parto por la felicidad del nacimiento de su hijo
largamente deseado,así también olvidaremos todas las tribulaciones de nuestra
época por amenazadoras y terribles que hayan sido,y con seguridad veremos
nuestra esperanza cumplida y nuestros deseos convertidos en un inmenso gozo
espiritual de ver realizadas todas nuestras aspiraciones.
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