En un país todos los corazones están vinculados con un solo propósito: adquirir
aprendizaje desde una determinada experiencia conjunta. ¿Cuándo sucede el
cambio en la experiencia? Cuando esos corazones se han conectado entre sí y han
comprendido cuál es la experiencia que tienen que magnetizar y cuál es el
aprendizaje que deben alcanzar como masa. Y tal experiencia y tal aprendizaje
sólo puede lograrse a través de la unificación de objetivos.
Cuando un
país desea un cambio de paradigma y ese cambio de paradigma ocurre, es porque
una gran masa así lo ha decretado, operando (tal masa) como el elemento crítico
necesario para engatillar el cambio.
Observen lo
que pasó en el gran país del Norte. Hubo un cambio muy importante en el
gobierno de los destinos de las almas de ese país. Y ocurrió algo muy singular
que quizás ustedes no lo hayan percibido con total propiedad. Ocurrió que ese
deseo de cambio - a través de la unificación de voluntades, intenciones y
corazones - trascendió los límites geográficos de dicha nación. Es increíble
que en todo el planeta Tierra se hayan gestado tantos movimientos populares
simpatizando y apoyando el cambio que al final ocurrió. ¿Lo han pensado?
Revisen cuantas personas en todo el mundo - aún no siendo nacionales de ese
país y sin beneficiarse directamente por ello - apoyaron ese cambio. ¡Qué
paradigma! ¿Se dan cuenta de lo qué ha ocurrido? ¡El mundo entero se puso de
acuerdo y alcanzó la necesaria masa crítica para generar un cambio!
Hablando
ínterdimensionalmente, ¿a quién podría importarle si la persona que en este
momento tiene en sus manos el destino de una de las naciones más importante de
su mundo… se llame de tal o cual manera, sea de ésta u otra raza, profese ésta
u otra religión? Es completamente irrelevante. Aquí lo que nos interesa
destacar es que este cambio ocurrió porque los corazones de la humanidad se
unieron y resonaron juntos.
Humano,
ahora yo te pregunto: ¿deseas un cambio en tu vida, en tu ciudad, en tu país o
en tu mundo? ¿Deseas saber qué hay que hacer para lograrlo? Pues deberás
resonar en unión, en asociación, en cooperación, con total emoción, aceptando y
también perdonando… abierto totalmente a la posibilidad de entregarte a quien
pueda necesitarte… antes de que tú necesites que otro lo haga por ti.
Les acabo de
citar esto, mis queridos, porque es el ejemplo más reciente y más patente de
aquello que llamaríamos unificación global. Eso es “masa crítica en acción” y
está ocurriendo ahora en su mundo, donde ocurren cambios aunque haya gente que
todavía diga: “No, el mundo sigue igual, el mundo no ha cambiado”.
Claro que su
mundo está cambiando, mis queridos… y ustedes son los precursores de ese
cambio. Ustedes, con sus nuevas actitudes, sueños, deseos y ansias de que ésta
sea una Nueva Tierra… están teniendo la prueba que el destino - “su Destino” -
está (tal como siempre se lo hemos dicho) en sus manos. Las profecías
apocalípticas y “los tiempos finales” ya no están más vigentes. El único
“tiempo final” que ocurre en este momento, mis queridos, es la última letra
vocalizada que sale de la última palabra que acabo de pronunciar… porque cuando
pronuncio la siguiente… ya eso concluyó. No hay “tiempo final”. Todo lo que
ocurre en su vida es dinámico, rápido y cambiante, pero son siempre ustedes
quienes activan y concretan el cambio, mis queridos. ¿Cómo lo realizan?
Alineando sus corazones con el corazón de la Madre Tierra - de aquella que
ustedes llaman Madre Gaia.
En el Centro
Energético de la Tierra Late un Gran Corazón
La
frecuencia que sus científicos dicen escuchar proveniente del centro de la
Tierra, es realmente el latir del corazón de la Madre Tierra, un organismo vivo
que se alimenta del latido y la respiración de todos los seres vivos, de cada
uno de ustedes. Cuando sus corazones laten al unísono, al unísono late el
corazón de la Madre Tierra… en total regocijo y felicidad por el hecho de que
cada uno de sus hijos esté vivo. ¿Cómo creen ustedes que Gaia comparte su
felicidad? ¿Qué hace Madre Tierra con ustedes, mis queridos? Pues… ¡dar, dar y
dar sin cesar! Y ustedes lo único que hacen es extraer de ella… ¿Qué le dan
ustedes a cambio a Madre Tierra? Recuerden lo que dijimos con anterioridad: el
dar y el recibir forman parte de un camino de dos vías. Por lo tanto - como
dijimos antes - qué tal si en vez de pedirle o suplicarle a la Madre Tierra que
nos dé esto o aquello, ¿por qué no le damos “nosotros”? Todos al unísono,
NOSOTROS... porque cuando hablamos de “nosotros”, estamos hablando de la
Familia Espiritual que está compuesta por ángeles pretendiendo ser humanos y
ángeles añorando a los humanos que ahora están en experiencia.
Ustedes y
nosotros - la gran Familia Espiritual - latimos al unísono… y dicho latido
resuena en el latido de los corazones de la humanidad… y los corazones de la
humanidad resuenan en el corazón de la Madre Tierra. ¡Es todo un sistema!
La conexión
del amor a través del corazón es un verdadero sistema que produce cadenas de
eventos y circunstancias que ustedes deberían procurar mantener en sincrónico
funcionamiento y sin interrupciones. ¿Saben por qué, mis queridos? Cuando
ustedes sufren del amor, ¿qué es lo primero que les ocurre? Se deprimen,
pierden las ganas de vivir, somatizan y se enferman. ¿Por qué creen que ocurre
eso? Porque el amor para de fluir. Aquella energía constante y rebosante se
estanca, se corta y se represa… y al no poder circular con tanta soltura, esa
“re-presión” se aloja en alguna parte de su cuerpo físico, ejerciendo cierta
“presión” que suele manifestarse bajo el aspecto de una determinada dolencia.
Un Baño de
Amor
Queridos,
aquí en esta sala hay muchos maestros y chamanes que saben que todas las
dolencias físicas son el resultado de bloqueos energéticos, así como saben que
el principal órgano que produce el mayor de los bloqueos energéticos es el
corazón. Por lo tanto, ¡qué más añadir que no hayamos dicho hasta ahora!
Aquí en esta
sala, mis queridos - además de sus corazones latiendo - hay un verdadero
contingente de almas que en este momento les están masajeando el corazón para
que palpite más rápido y se expanda, a fin de que los bloqueos energéticos con
los cuales ustedes llegaron aquí esta noche… comiencen a disolverse. ¿Ya están
sintiendo ese efecto? ¿Lo empezaron a sentir cuando escucharon la maravillosa
visualización que antecedió este mensaje? ¿Se sintieron más livianos?
¿Sintieron que ya se estaban perdonándose, perdonando y aceptando que es hora
de abrir y soltar?
Pues ese
verdadero contingente de almas que ahora está aquí entre nosotros, les están
ayudando. ¡Ellos son SU FAMILIA! Son el grupo de almas que conforma toda su
experiencia. Algunos los podrán sentir, otros ya los han percibido y los han
sentido llamar al corazón. ¿Cuántas lágrimas han soltado? ¿Han sentido su corazón
- como dicen ustedes - “arrugadito”?
Así lo han
sentido, porque la energía de la Familia Espiritual está muy presente esta
noche… ¡más no porque nunca esté presente! Ahora está sustancial y
exponencialmente presente porque se hacía necesario que ustedes acudieran para
recibir un verdadero “baño de amor” desde todos aquellos de nosotros que les
amamos inconmensurablemente.
Nosotros
siempre les hemos dicho que los reconocemos y los honramos debido a su gran
valor y total disposición por haber dejado atrás la gracilidad y soltura del
ángel… para estar aquí en esta experiencia humana, trabajosa, dual, singular,
extraordinaria… y muy honrada. Nosotros los respetamos, los amamos y los
honramos y por ello, hacemos por ustedes cualquier cosa que sea necesaria… como
venir aquí, valernos de este vocero, rodearlos de ángeles y pedirles que por
favor nos dejen estar aquí, con ustedes, ahora.
Ahora es
ahora. Ahora es siempre porque siempre es ahora. Nosotros siempre estamos con
ustedes. Nunca… ¡nunca están solos!
Son
inconmensurablemente amados, son absolutamente bendecidos. Y aunque en un breve
instante, ya no nos estaremos comunicando verbalmente, sepan ustedes que en la
ínterdimensionalidad no hay despedidas. A las palabras les cuesta despedirse,
más la intención permanece aquí.
Ustedes
están rodeados de la mejor de las intenciones y por eso hemos venido a
otorgarles todo el amor que ustedes se merecen. Vayan en paz.
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