Para que yo pueda darles hoy una verdad básica
- una verdad básica - tengo que darles una parábola. De modo que otra vez es
hora de dar una parábola de Wo. Hablaré de un ser humano llamado Wo. Wo es
siempre el protagonista de las parábolas. No es varón ni mujer,
Quiero que conozcan a Wo. Wo ama a Dios. Wo es
un alma antigua y ha despertado en el planeta con un conocimiento intuitivo de
que existe un Creador. Al principio de su vida Wo buscó y encontró a Dios a su
modo, en una organización de mentes afines, y estaba muy contento consigo
mismo; allí conoció a otros que amaban a Dios.Wo supo acerca de la Fuente Creadora a su
modo. Nada de lo que oyó fue inapropiado. Todo tenía realmente sentido para él.
Hemos dicho esto antes: bendito aquél que busca a Dios. Punto. No importa cuál
sea la organización, o si piensas que tienen razón o no, ¡la búsqueda de Dios
es honrada por la Fuente Creadora! Wo había encontrado su lugar, y su búsqueda,
y así empezó.
Wo oyó que hay una vida después de la muerte,
y lo creyó. Sentía que era así; era intuitivo. Wo supo que él podía vivir toda
su vida y que llegaría un momento en que literalmente sería llevado, de alguna
manera, en alguna forma, a un lugar mágico que no podía ni imaginar, donde le
darían una fiesta o recompensa por todo lo que hubiera hecho en el planeta. Le
dijeron que cuanto más hiciera, cuanto más cumpliera con las listas de eso,
complacería a Dios, cuanto más hiciera, mayor sería la posibilidad de que al
llegar la hora del juicio sería juzgado digno. Wo sabía que él era digno. Pero
él empezó el linaje de su vida, que era lineal.Wo no estaba equivocado; no estaba realmente
mal informado. ¡Wo simplemente es humano! Estaba haciendo lo que hacen los
humanos. Cuantifican, califican, cuentan, arman, registran. Eso hizo.Wo iba a la iglesia muchas veces; en
ocasiones, más de una vez por día. Cada vez que iba, se arrodillaba ante Dios y
sabía que estaba en presencia de Dios y sentía el amor de Dios. Wo lloraba
siempre al sentir el increíble amor de Dios que había allí, en ese sistema que
había elegido. Descubrió a Dios.
Cada vez que iba a la iglesia, lo registraba.
Él sabía que algún día habría alguien - tal vez en un lugar que no podía
imaginar - que querría saber cuán a menudo iba. Le dijeron que sería útil si se
abría a contar lo que había hecho o pensado, y confesaba esas cosas, y él lo
hizo, sabiendo absolutamente que ese era el proceso y que Dios estaría
complacido, y lo hizo. Muchas veces; una y otra vez, ¡y se sentía bien! Lo
anotaba también.
Wo buscaba otras cosas que agradaran al
Creador, ¡al Creador mismo del Universo! Se sentía parte de él, ¡sentía el amor
de Dios en su iglesia!
Comenzó un voluntariado. Iba y ayudaba a esta
persona y a otra, una y otra vez, y hacía trabajos como voluntario, sabiendo
que esto complacía a Dios, y lo ponía en su libro de anotaciones. El registro
se estaba volviendo muy grande.
Wo envejecía. Estaba muy contento. Llenó su
segundo libro, un tercer, un cuarto libro, registrando las cosas que hacía, y
se sentía bien con ello. Todo lo que le decían los que estaban a cargo, sus
maestros espirituales, concordaba con lo que él hacía: ¡Wo estaba haciendo lo
correcto! Era un buen hombre, una buena persona. No hacía daño a nadie.
Y por fin llegó su hora. Wo se fue,
pacíficamente. ¡Pacíficamente! Sabía que era su hora, sabía que se encontraría
con el Maestro. Sabía que iría a un lugar que no podía ni concebir, que sería
más hermoso que cualquier cosa que él hubiera visto. Y tenía razón. ¡Oh, si
tenía razón! Pasó por el túnel y reconoció la luz blanca al final; ".Este
es Dios, allí es donde va a suceder, estoy en camino a un lugar con un hermoso
portal donde me escucharán, traje mis libros, pueden ser esotéricos pero los
traigo, puedo decir lo que he hecho, cuántas veces lo hice, ¡ciertamente
estarán impresionados conmigo! Porque lo hice bien. Amo a Dios, Dios me
ama." Tenía razón; en todo.
Dios lo amaba y él amaba a Dios. ¿Podía ser
más perfecto? Realmente no. No para Wo: él había hecho todo apropiadamente,
¡era una buena persona! Wo está en lo correcto. Llegó a este hermoso portal. En
ese momento no entendió, pero sí más tarde, que este portal era su propia
creación consciente. Él lo esperaba, y aun en su muerte, allí estaba. Wo estaba
preparado.
En el portal había un bello ángel dorado.
Brillaba como el sol. Wo lo reconoció, de algún modo, en alguna forma, como si
lo hubiera conocido antes. Wo estaba listo. Sintió ese día el amor de Dios; la
Fuente Creadora lo rodeaba por todos lados. Wo se sentía cómodo. Y entonces, el
ángel dorado, con hermosa voz le dio la bienvenida al cielo.
"Bienvenido, Wo, te esperábamos. ¿Qué
tienes?" Para Wo, esto era la oportunidad para mostrarse. ¿Qué traía
consigo? ¿Qué había hecho? Lentamente, empezó a hablar con el ángel: "He
sido bueno, he hecho estas cosas, mira los volúmenes de lo que he hecho."
¡Era impresionante! Wo habló largo rato, repitiendo una y otra vez las cosas
que había hecho para complacer a Dios, ante el ángel dorado que era tan
paciente con él, y decía el número de veces que las había hecho.
¡Impresionante! Hubo unas pocas ocasiones en las que había ido a la iglesia
tres veces en el día. Eso era impresionante, estaba al principio de su lista,
para que se viera bien (se ríe). El ángel dorado prestaba atención; no se
movía, sólo emanaba amor.
Luego Wo hizo silencio. Entonces el ángel
dorado dijo: "Wo, no interesa cuántas veces hiciste algo. ¿Cuánta
compasión tuviste? ¿Cuál fue la cantidad de compasión que tuviste?" Wo
dijo: "¡Tuve que haber sido compasivo! Mira, hice esto 300 veces, hice
aquello 400 veces." El ángel lo detuvo y dijo: "Wo, no se te permite
darme números. ¿Cuántos amores diste? Si quieres darme números, ¿cuántas
compasiones diste? ¿Cuántas vidas afectaste con esas compasiones y
amores?" Wo empezó a sentirse incómodo, y se decía para sí "¡Tal vez
estuve equivocado! ¡Tal vez estuve equivocado!" El ángel dorado podía leer
su mente: "Wo, quiero que te relajes, solo quiero que me digas: ¿cuál fue
tu intención al hacer estas cosas?" Y Wo no tuvo otra respuesta que:
"Quería impresionarte" dijo, "para poder pasar por el portal.
Quería complacer a Dios, para poder atravesar la puerta." Y el ángel dijo:
"¿Qué hiciste, compasivamente, para complacerte a ti mismo? ¿Qué hiciste
para amar lo que está en tu interior, que sabías que era divino, Wo?"
Wo dejó caer sus libros y se dio cuenta de que
estaba equivocado; empezó a llorar. No sabía qué iba a pasar; solo se dio
cuenta de que en el conjunto de todo lo que había creado en toda su vida, de
algún modo había errado el tiro. De algún modo, ¡no le habían hecho las
preguntas que él creía que le harían! El ángel dorado dijo: "Wo, por tu
intención, el portal se abre. Porque tu intención es lo bastante buena por hoy."
¡Wo estuvo tan agradecido! La puerta se abrió,
y Wo entró.
Ahora bien; aquí detenemos la historia de Wo,
porque Wo ya no es Wo; tan pronto pasa el portal se vuelve parte de la Fuente
Creadora, parte de la Familia. Les hemos contado qué sucede con ustedes cuando
cruzan la barrera entre la consciencia humana y la consciencia de Dios. Tampoco
puedo contarles cuánto tiempo estuvo Wo allí, pero podemos continuar donde Wo
empieza otra vez.
Wo se dio cuenta de quién era, porque recibió
la misma alma, y enseguida se encontró conectado a un cordón umbilical (se ríe)
y estuvo de regreso.
Esta es la historia de Wo, la parábola que
queríamos contarles, que contesta algunas de las preguntas que oímos una y otra
vez. Quiero que tengan en claro el final de la linealidad. No hay escaleras que
trepar; no hay cuentas que contar, no hay una repetición que origine el amor de
Dios por ustedes. ¿Oyeron eso? No hay una acción que puedan realizar que los
ponga en mejor lugar que el que tienen ahora. No hay una cantidad de nada que
puedan hacer; todo eso es lineal.
Deseábamos enseñarles estos conceptos esta
noche, lo hemos hecho con la historia de Wo. Él amaba a Dios, pero en el
proceso, no se amaba a sí mismo.
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