sábado, 30 de marzo de 2013

Hacer la voluntad de Dios


Hacer la voluntad de Dios es ni más ni menos que una exhibición de la disposición de la criatura a compartir nuestra vida interior con Dios —con el mismo Dios que ha hecho posible esa vida de valor y significado interior para la criatura.
 Compartir con los demás,es semejante a Dios —es divino. Dios comparte todo con el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito, y ellos a su vez comparten todas las cosas con los Hijos divinos y las Hijas espíritu de los universos.La imitación de Dios es la clave para la perfección; hacer su voluntad es el secreto de la sobrevivencia y de la perfección en la supervivencia.Los mortales viven en Dios, y así Dios ha querido vivir en los mortales. Así como los hombres y mujeres se confían en él, del mismo modo él, y en primer término, ha confiado una porción de sí mismo para que esté con los hombres y mujeres; ha consentido en vivir y residir en nosotros sujeto a la voluntad humana.
La paz en esta vida, la supervivencia en la muerte, la perfección en la vida próxima, el servicio en la eternidad —todos éstos se logran (en el espíritu) ahora cuando la personalidad de la criatura consiente —elige— someter su voluntad a la voluntad del Padre.Tengamos en cuenta que el Padre ya ha elegido hacer que un fragmento de sí mismo esté sujeto a la voluntad de la personalidad de la criatura.
EL LIBRO DE URANTIA (1221.2) 111:5.1

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