sábado, 31 de agosto de 2013

Los Anditas del Turquestán

Durante más de veinticinco mil años, hasta casi el año 2000 a. de J.C., el corazón de Eurasia fue predominantemente, aunque cada vez menos, andita. En las tierras bajas del Turquestán, los anditas fueron rodeando los lagos interiores por el oeste llegando así a Europa, mientras que desde las tierras altas de la región hicieron una infiltración hacia el este. El Turquestán oriental (Xinjiang [Sinkiang]) y, en una medida menor, el Tíbet, fueron las vetustas compuertas a través de las cuales estos pueblos de la Mesopotamia penetraron las montañas hacia las norteñas tierras del hombre amarillo. La infiltración andita en la India se desplegó desde las alturas del Turquestán hacia el Pendjab y desde las tierras de pastoreo iraníes a través de Beluchistán. Estas migraciones primitivas no constituían en ningún modo conquistas, más bien eran parte del continuo éxodo de las tribus anditas hacia el oeste de la India y China.
Persistieron centros de entremezclada cultura andita durante casi quince mil años en la cuenca del río Tarim en Xinjiang y, hacia el sur, en las regiones altas del Tíbet, donde los anditas y andonitas se habían mezclado vastamente. Hacia el este, el puesto más avanzado de la verdadera cultura andita estaba en el valle del Tarim. Allí establecieron sus colonias y comenzaron a mantener relaciones comerciales, hacia el este con los progresistas chinos y hacia el norte con los andonitas. En aquellos días, la región del Tarim era de tierras fértiles y lluvias abundantes. Hacia el este estaba la extensa pradera de Gobi, donde los pastores gradualmente se iban volcando hacia la agricultura. Esta civilización, que en su momento rivalizó con la de la propia Mesopotamia, se perdió cuando cambiaron los vientos llevando las lluvias hacia el sudeste.
Tomado del Libro de Urantia

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