jueves, 10 de abril de 2014

La especulación religiosa

La especulación religiosa es inevitable,pero es siempre perjudicial; la especulación invariablemente falsifica su objeto. La especulación tiende a traducir la religión en algo material o humanista, y así, mientras que interfiere directamente con la claridad del pensamiento lógico, indirectamente hace que la religión aparezca como una función del mundo temporal, el mismo mundo frente al cual debería estar constantemente en contraste. Por lo tanto, la religión siempre será caracterizada por paradojas, las paradojas que provienen de la ausencia de una conexión experiencial entre el nivel material y el nivel espiritual del universo —mota morontial, la sensibilidad superfilosófica para el discernimiento de la verdad y la percepción de la unidad.Los sentimientos materiales, las emociones humanas, conducen directamente a las acciones materiales, a los actos egoístas.Las motivaciones espirituales, conducen directamente a las acciones religiosas.a los actos de servicio social.El deseo religioso es la búsqueda hambrienta de la realidad divina. La experiencia religiosa es la realización de la conciencia de haber encontrado a Dios. Y cuando un ser humano encuentra a Dios, experimenta en el alma una indescriptible inquietud de triunfo en el descubrimiento de que se ve impulsado a perseguir el contacto de servicio amante con sus semejantes menos iluminados, no para revelar que ha encontrado a Dios, sino más bien para permitir que el desborde de eterna bondad que rebasa su propia alma, refresque y ennoblezca a sus semejantes. La verdadera religión conduce a un mayor servicio social.La ciencia, el conocimiento, conduce a la conciencia de los hechos; la religión, la experiencia, conduce a la conciencia de los valores; la filosofía, la sabiduría, conduce a la conciencia coordinada; la revelación (el sustituto de mota morontial) conduce a la conciencia de la verdadera realidad; mientras que la coordinación de la conciencia de hecho, valor y verdadera realidad constituye el conocimiento de la realidad de la personalidad, el máximo del ser, juntamente con la creencia en la posibilidad de la supervivencia de esa misma personalidad. El L.U.

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