miércoles, 9 de abril de 2014

La seguridad de la fé.

La tarea del Residente Divino,constituye la explicación de la traducción del sentido del deber primitivo y evolucionario del mortal en una fe más elevada en las realidades eternas de la revelación. En el corazón del ser debe existir hambre de perfección para que éste sea capaz de comprender los caminos de la fe hasta el logro supremo. Si un mortal elige hacer la voluntad divina, conocerá el camino de la verdad.Las dudas honestas y las preguntas sinceras no son pecado; estas actitudes simplemente demuestran un atraso en el viaje progresivo hacia el logro de la perfección. La confianza inocente del niño asegura el ingreso en el reino del ascenso celestial, pero el progreso del mortal depende totalmente del ejercicio vigoroso de una fe robusta y confiada.La razón de la ciencia se basa en los hechos observables del tiempo; la fe de la religión se basa en el programa espiritual de la eternidad. Lo que el conocimiento y la razón no pueden hacer por nosotros, la verdadera sabiduría nos indica que permitamos que la fe lo consiga a través de la visión religiosa y de la transformación espiritual.La revelación de la verdad en nuestro mundo a menudo se ha mezclado con declaraciones de ciertas cosmologías parciales y transitorias. La verdad permanece de generación en generación, pero las enseñanzas asociadas sobre el mundo físico varían de día a día y de año en año. No despreciemos la verdad eterna porque se la encuentre al azar junto a ideas obsoletas sobre el mundo material.Las certidumbres de la ciencia proceden enteramente del intelecto; las certidumbres de la religión surgen de los cimientos mismos de la entera personalidad. La ciencia apela a la comprensión de la mente; la religión apela a la lealtad y devoción del cuerpo, la mente y el espíritu, aun de la personalidad total.Dios es tan real y absoluto que no se pueden ofrecer signos materiales de prueba ni demostraciones de así llamados milagros como testimonio de su realidad;lo conoceremos porque confiamos en él, y nuestra creencia en él se basa totalmente en nuestra participación personal en las manifestaciones divinas de su realidad infinita. El L.U.

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