martes, 26 de noviembre de 2013

Padre,en tus manos encomiendo mi espíritu.

Jesús aparentemente murió la misma muerte natural en la cruz que hubiese sufrido cualquier otro mortal en las mismas circunstancias.
 Le oímos decir: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». 
No comprendemos plenamente el significado de esa declaración puesto que su Ajustador del Pensamiento había sido personalizado con mucha anterioridad, (en su bautismo)y por consiguiente sostenía una existencia por separado del ser mortal de Jesús.El Ajustador Personalizado del Maestro no podía de ninguna manera ser afectado por su muerte física en la cruz. 
Lo que Jesús puso por ese momento en manos del Padre debe haber sido la contraparte espiritual del trabajo temprano del Ajustador al espiritualizar la mente mortal para permitir la transferencia de la transcripción de la experiencia humana a los mundos de estancia. 
Debe haber habido cierta realidad espiritual en la experiencia de Jesús análoga a la naturaleza del espíritu, o alma, de los mortales de fe creciente en las esferas.
 Pero esto es simplemente nuestra opinión —no sabemos en verdad qué fue lo que Jesús encomendó a su Padre.

Tomado del Libro de Urantia

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