Cuando
hablábamos del Espíritu, también hablábamos de religión… y el Amor tiene mucho
que ver con la manera de practicar la religión.Humanos, la relación del ser
humano con las religiones, con su propia religión, debería ser una relación de
Amor y ya no más un diálogo de recriminaciones o solicitudes de perdón. A lo
largo de toda su gran trayectoria, el ser humano ha tenido diferentes maneras
de relacionarse con aquello que él llama “la religión”. Ustedes, en este siglo
21… en pleno cambio, en plena búsqueda de nuevos paradigmas, en camino hacia
una Nueva Tierra… están también cambiando la manera como se relacionan con Dios
a través de sus religiones. Si bien ustedes tienen diferentes maneras de
acercarse a aquello que ustedes llaman Dios, esto está cambiando. Cada día hay
más de ustedes que han entendido que la religión ya no es una relación con lo
externo - con la adoración, los cultos, las escuelas, los templos, las normas o
los mandamientos.
Ahora muchos
de ustedes han entendido que la relación del ser humano con su religión o su
espiritualidad, es realmente una relación interna. A partir del siglo 21, los
grandiosos y milenarios templos rebosantes de oro… comenzarán a desaparecer o a
perder vigencia. Al contrario, nuevos templos de contemplación comenzarán a
construirse adentro del Ser, no afuera... Y el Ser Humano entenderá que no se
necesita nada externo para conectarse con “lo espiritual”, porque lo espiritual
no está “afuera”.Cuando dices algo así como: “Voy a conectarme con lo
espiritual”, pareciera que estés considerando discar un número de teléfono o
enviar un mensaje de texto… En realidad, tal conexión no se lleva a cabo como
si tendieras un cable hacia algo que está más allá del Espíritu que vive en ti.
Tú eres Uno con el Todo. Si es así, aquello que tú llamas Dios es Todo. Por
consiguiente, tú eres parte de ese Todo. Tú ERES TODO. De ser así, ¿en la vida
real perderías el tiempo llamándo al Dios interior?Quizás - más adelante -
también la palabra “Dios” la vayan diluyendo, sin prisa y sin angustia… y
aquella palabra que hoy ustedes usan para conectarse con algo que está “más
allá”… sea sustituida por una palabra que hable de lograr la conexión interna
con la esencia divina que vive dentro de ustedes.
Permítanme decirles algo más:
estudien las religiones y sus procesos. Si ustedes lo hacen, percibirán que
cada movimiento religioso o espiritual a lo largo de su época, ha tenido “su
propio profeta” como portador de un determinado mensaje. Cuando un profeta daba
a conocer su mensaje, lo hacía después de haberlo recibido en su intimidad,
generalmente dentro del contexto de una visión que ocurría a través de una
conexión personalizada. Lo más importante a destacar es que cuando ese profeta
daba a conocer su mensaje, no surgían “simultáneamente” otros profetas
suministrando mensajes muy similares. Él era el único profeta dando un
particular mensaje… hasta que surgía otro profeta con un mensaje completamente
diferente al suyo. En ese entonces, el Espíritu se valía de una cadena de
mensajeros que trabajaban cada uno con su propia visión.
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