La conciencia de la divinidad creció
gradualmente en la mente de Jesús hasta el momento de su bautismo y de allí en
adelante se hizo consciente de su naturaleza divina. Después de hacerse
autoconsciente de su naturaleza divina, de su existencia prehumana y de sus
prerrogativas universales, parece haber tenido el poder de limitar en forma
variada la conciencia humana de su divinidad. Al parecer,desde el bautismo
hasta la crucifixión, era enteramente potestativo para Jesús depender sólo de
su mente humana, o utilizar el conocimiento tanto de la mente humana como de la
divina. Por momentos Jesús de Nazareth parecía usar solamente la información
que albergaba su intelecto humano. En otras ocasiones, parecía actuar con gran
conocimiento y sabiduría que solamente parecía emanar del contenido sobrehumano
de su conciencia divina.
Podemos comprender la actuación tan singular de
Jesús,sólo si aceptamos la teoría de que podía, según su voluntad, autolimitar
la conciencia inherente en su divinidad.Podríamos afirmar de que él
frecuentemente ocultaba de sus asociados el conocer de antemano los
acontecimientos, y que tenía conciencia de la naturaleza de los pensamientos de
ellos. Comprendemos que no deseaba que sus seguidores supieran demasiado que
era capaz de discernir sus pensamientos y de penetrar sus planes. No deseaba
trascender demasiado el concepto de lo humano tal como se cobijaba en la mente
de sus apóstoles y discípulos.
Sería imposible diferenciar cómo desarrollaba
la práctica de autolimitación de la conciencia divina y la técnica que aplicaba
para ocultar su preconocimiento y discernimiento del pensamiento de susapóstoles,discipúlos
y humanos en general.Podríamos estar convencidos de que usó ambas técnicas,
pero no siempre podemos determinar en cada caso en particular, qué método pudo
haberutilizado. Frecuentemente lo observamos actuar únicamente con el contenido
humano de la conciencia; luego, lo contemplábamos en conferencia con los
dirigentes de las huestes celestiales del universo y discernimos el
funcionamiento indudable de su mente divina. Aún más, en ocasiones casi
innumerables,operaba el funcionamiento de su personalidad combinada de hombre y
de Dios tal como era activada por la unión en apariencia perfecta de la mente
humana y la mente divina.Aceptemos esto como el límite de nuestros
conocimientos sobre estos fenómenos; realmente no conocemos la verdad sobre
este gran misterio.
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