miércoles, 11 de mayo de 2016

L.U.Las mentes Divina y Humana de Jesús

 La conciencia de la divinidad creció gradualmente en la mente de Jesús hasta el momento de su bautismo y de allí en adelante se hizo consciente de su naturaleza divina. Después de hacerse autoconsciente de su naturaleza divina, de su existencia prehumana y de sus prerrogativas universales, parece haber tenido el poder de limitar en forma variada la conciencia humana de su divinidad. Al parecer,desde el bautismo hasta la crucifixión, era enteramente potestativo para Jesús depender sólo de su mente humana, o utilizar el conocimiento tanto de la mente humana como de la divina. Por momentos Jesús de Nazareth parecía usar solamente la información que albergaba su intelecto humano. En otras ocasiones, parecía actuar con gran conocimiento y sabiduría que solamente parecía emanar del contenido sobrehumano de su conciencia divina.
 Podemos comprender la actuación tan singular de Jesús,sólo si aceptamos la teoría de que podía, según su voluntad, autolimitar la conciencia inherente en su divinidad.Podríamos afirmar de que él frecuentemente ocultaba de sus asociados el conocer de antemano los acontecimientos, y que tenía conciencia de la naturaleza de los pensamientos de ellos. Comprendemos que no deseaba que sus seguidores supieran demasiado que era capaz de discernir sus pensamientos y de penetrar sus planes. No deseaba trascender demasiado el concepto de lo humano tal como se cobijaba en la mente de sus apóstoles y discípulos.
 Sería imposible diferenciar cómo desarrollaba la práctica de autolimitación de la conciencia divina y la técnica que aplicaba para ocultar su preconocimiento y discernimiento del pensamiento de susapóstoles,discipúlos y humanos en general.Podríamos estar convencidos de que usó ambas técnicas, pero no siempre podemos determinar en cada caso en particular, qué método pudo haberutilizado. Frecuentemente lo observamos actuar únicamente con el contenido humano de la conciencia; luego, lo contemplábamos en conferencia con los dirigentes de las huestes celestiales del universo y discernimos el funcionamiento indudable de su mente divina. Aún más, en ocasiones casi innumerables,operaba el funcionamiento de su personalidad combinada de hombre y de Dios tal como era activada por la unión en apariencia perfecta de la mente humana y la mente divina.Aceptemos esto como el límite de nuestros conocimientos sobre estos fenómenos; realmente no conocemos la verdad sobre este gran misterio.


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