Me habéis dicho que vuestro Maestro considera que la
religión humana genuina es la experiencia del individuo con las realidades
espirituales. Yo he considerado la religión como la experiencia del hombre que
reacciona a algo que le parece digno de homenaje y devoción de toda la
humanidad. En este sentido, la religión simboliza nuestra suprema devoción a lo
que representa nuestro concepto más elevado de los ideales de la realidad y el
alcance más amplio de nuestra mente hacia las posibilidades eternas del logro
espiritual.Cuando los hombres reaccionan a la religión en un sentido tribal,
nacional o racial, es porque consideran que los que no pertenecen a su grupo no
son realmente humanos.
Nosotros siempre consideramos el objeto de nuestra
lealtad religiosa digno de reverencia por parte de todos los hombres. La
religión no puede nunca ser asunto de mera creencia intelectual o razonamiento
filosófico; la religión es siempre y para siempre una forma de reaccionar a las
situaciones de la vida; es una especie de conducta. La religión engloba el
pensar, el sentir y el actuar con reverencia hacia una realidad que
consideramos digna de adoración universal.Si algo se ha vuelto religión en tu
experiencia, es evidente que ya te has vuelto evangelista activo de esa
religión, puesto que consideras el supremo concepto de tu religión digno de la
adoración de toda la humanidad, de todas las inteligencias del universo.
Si no
eres un evangelista positivo y misionario de tu religión, te autoengañas, y eso
que llamas religión es tan sólo una creencia tradicional o un mero sistema
filosófico intelectual. Si tu religión es una experiencia espiritual, tu objeto
de adoración debe ser la realidad espiritual universal y el ideal de todos tus
conceptos espiritualizados.
Todas las religiones que se basan en el temor, la
emoción, la tradición y la filosofía, las denomino religiones intelectuales,
mientras que las que se basan en la verdadera experiencia espiritual, las
denominaría religiones verdaderas. El objeto de la devoción religiosa puede ser
material o espiritual, verdadero o falso, real o irreal, humano o divino. Las
religiones, por consiguiente, pueden ser buenas o malas
El Libro de Urantia
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