martes, 31 de mayo de 2016

Rodán-El concepto más elevado de religión

La palabra Dios, la idea de Dios en contraposición con el ideal de Dios, puede volverse parte de cualquier religión aunque sea una religión altamente pueril o falsa. Y esta idea de Dios puede llegar a ser cualquier cosa que los que la albergan tal vez elijan hacerla. Las religiones más bajas forjan sus ideas de Dios para coincidir con el estado natural del corazón humano; las religiones más altas exigen que el corazón humano cambie para satisfacer las demandas de los ideales de la verdadera religión.
La religión de Jesús trasciende todos nuestros conceptos anteriores de la idea de adoración, en cuanto no solamente describe a su Padre como el ideal de la realidad infinita, sino que declara positivamente que esta fuente divina de valores y el centro eterno del universo es verdadera y personalmente obtenible por cada criatura mortal que elija entrar al reino del cielo en la tierra, reconociendo así la aceptación de la filiación a Dios y de la hermandad con el hombre. Eso, en mi opinión, es el más elevado concepto de religión que el mundo haya conocido jamás, y declaro que no puede haber nunca un concepto más alto, puesto que este evangelio abraza la infinidad de las realidades, la divinidad de los valores y la eternidad de los alcances universales. Dicho concepto constituye la realización de la experiencia del idealismo de lo supremo y lo último.No sólo me intrigan los ideales cabales de esta religión de vuestro Maestro, sino que estoy poderosamente impulsado a profesar mi creencia en su anuncio de que estos ideales de las realidades espirituales son alcanzables; que vosotros y yo podemos embarcarnos en esta larga y eterna aventura con su garantía de la certidumbre de nuestra llegada final a las puertas del Paraíso.
Hermanos míos, yo soy un creyente, me he embarcado; me he encaminado con vosotros en esta aventura eterna. El Maestro dice que él vino del Padre, y que nos mostrará el camino. Estoy plenamente persuadido de que profesa la verdad. Por fin estoy convencido de que no existen ideales alcanzables de realidad ni valores de perfección fuera del Padre eterno y Universal.
 Vengo pues a adorar, no meramente al Dios de las existencias, sino al Dios de la posibilidad de toda existencia futura. Por lo tanto debe vuestra devoción a un ideal supremo, si ese ideal es real, ser devoción a este Dios de los universos pasados, presentes y futuros de las cosas y los seres. Y no hay otro Dios, porque no es posible que haya ningún otro Dios. Todos los otros dioses son invenciones de la imaginación, ilusiones de la mente mortal, distorsiones de la lógica falsa, e ídolos falaces de los que los crean. Sí, podéis tener una religión sin este Dios, pero no significará nada. Si buscáis sustituir la palabra Dios por la realidad de este ideal del Dios viviente, tan sólo os habéis engañado a vosotros mismos poniendo una idea en el lugar de un ideal, una realidad divina. Estas creencias son meramente religiones de una fantasía anhelante.
Veo en las enseñanzas de Jesús la religión en su mejor expresión. Este evangelio nos permite buscar al verdadero Dios y encontrarlo. Pero, ¿estamos dispuestos a pagar el precio de esta entrada en el reino del cielo? ¿Estamos dispuestos a renacer? ¿A ser rehechos? ¿Estamos dispuestos a someternos a este terrible y agotador proceso de autodestrucción y reconstrucción del alma? Acaso no ha dicho el Maestro: «El que quiera salvar su vida tiene que perderla. No creáis que he venido para traer paz sino más bien lucha por el alma». Es verdad que después que paguemos el precio de la dedicación a la voluntad del Padre, experimentaremos gran paz, siempre y cuando sigamos caminando por los caminos espirituales del vivir consagrado.

La religión de Jesús exige experiencia espiritual y viviente. Otras religiones podrán consistir en creencias tradicionales, sentimientos emocionales, conciencias filosóficas, y todo eso, pero la enseñanza del Maestro requiere el alcance de niveles reales de verdadera progresión espiritual.

El Libro de Urantia



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