El aislamiento tiende a agotar la carga de energía del alma. Si ése
aislamiento es espiritualmente exagerado,tiende a convertirse en fanatismo.La
asociación con los semejantes es esencial para mantener el entusiasmo por la
vida, e indispensable para alimentar la valentía necesaria en las batallas
inherentes a la ascensión a los niveles más altos del vivir humano. La amistad
intensifica el gozo y glorifica los triunfos de la vida. Las asociaciones
humanas amantes e íntimas tienden a liberar al sufrimiento de su pesadumbre y a
la dificultad de mucho de su amargura. La presencia de un amigo o una amiga
aumenta toda belleza y exalta toda bondad. Por medio de símbolos inteligentes,
el hombre es capaz de acelerar y ampliar la capacidad de apreciación de sus
amigos.
Una de las glorias máximas de la amistad humana es este poder y
posibilidad de estimulación mutua de la imaginación. Hay gran poder espiritual
inherente en la conciencia de una devoción absoluta a una causa común, la
lealtad mutua a una Deidad cósmica.La asociación de las personalidades y el
afecto mutuo es un seguro eficiente contra el mal. Las dificultades, la
pesadumbre, el desencanto, y la derrota son más dolorosos y desalentadores
cuando se los sufre a solas. La asociación no transforma el mal en rectitud,
pero mucho contribuye a mitigar el golpe.El hombre languidece en el
aislamiento.
Los seres humanos infaliblemente se desalientan cuando ven
únicamente las transacciones transitorias del tiempo. El presente, cuando está
divorciado del pasado y del futuro, se torna exasperante y trivial. Tan sólo
una vislumbre del círculo de la eternidad puede inspirar al hombre a dar lo
mejor de sí mismo y llevar lo mejor que hay en él a su máxima expresión. Y
cuando el hombre de este modo llega a su mejor potencial, vive de la manera más
generosa para el bien de los demás, de sus semejantes transeúntes en el tiempo
y en la eternidad.
El Libro de Urantia
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