El cosmos absoluto es conceptualmente sin
límite; definir el grado y naturaleza de esta realidad primaria es colocar
cualificaciones sobre la infinidad y atenuar el concepto puro de la eternidad.
La idea de lo infinito-eterno, lo eterno-infinito, es no cualificada en grado y
absoluta de hecho. No existe ningún idioma adecuado en el pasado, en el presente
o en el futuro de nuestro mundo para expresar la realidad de la infinidad o la
infinidad de la realidad.
El hombre, una criatura finita en un cosmos
infinito, debe contentarse con reflexiones distorsionadas y conceptos atenuados
de esa existencia sin límites, sin fronteras, que no comienza jamás ni termina
jamás, la comprensión de la cual está realmente más allá de su capacidad.
La mente no puede jamás esperar captar el
concepto de un Absoluto sin intentar primero romper la unidad de tal realidad.
La mente es unificadora de todas las divergencias, pero en la ausencia misma de
tales divergencias la mente no encuentra base sobre la cual intentar formular
conceptos de comprensión.
La estasis primordial de la infinidad requiere
una segmentación antes de que el humano intente su comprensión. Existe una
unidad en la infinidad que se expresa en estos documentos como el YO SOY —el
postulado primordial de la mente de la criatura.
Pero una criatura no puede jamás comprender
cómo esta unidad se torna dualidad, triunidad y diversidad permaneciendo al
mismo tiempo unidad no cualificada. El hombre encuentra un problema similar
cuando se detiene para discurrir la Deidad Trinitaria no dividida juntamente
con la personalización plural de Dios.
Es tan sólo la distancia del hombre de la
infinidad lo que hace que este concepto se exprese con una sola palabra. Aunque
la infinidad es por una parte UNIDAD, por otra parte es DIVERSIDAD sin fin o
límite. La infinidad, tal como se la observan los seres finitos inteligentes,
es la paradoja máxima de la filosofía de la criatura y de la metafísica finita.
Aunque la naturaleza espiritual del hombre se extiende hacia arriba en la
experiencia de la adoración al Padre, que es infinito, el concepto máximo del
Ser Supremo agota la capacidad de comprensión intelectual del hombre. Más allá
del Supremo, los conceptos son cada vez más tan sólo nombres; cada vez menos
son designaciones auténticas de la realidad; cada vez más llegan a ser la
proyección de la criatura de la comprensión finita hacia lo superfinito.
Una concepción básica del nivel absoluto
comprende un postulado de tres fases:
Lo Original. El concepto no cualificado de la
Primera Fuente y Centro, esa manifestación fuente en forma del YO SOY de la
cual se origina toda realidad.
Lo Actual. La unión de los tres Absolutos de
actualidad: la Segunda y la Tercera Fuentes y Centros y la Fuente y Centro del
Paraíso. Esta triodidad del Hijo Eterno, el Espíritu Infinito y la Isla del
Paraíso constituye la revelación actual de la originalidad de la Primera Fuente
y Centro.
Lo Potencial. La unión de los tres Absolutos
de potencialidad: el Absoluto de Deidad, el Absoluto No Cualificado y el
Absoluto Universal. Esta triodidad de la potencialidad existencial, constituye
la revelación potencial de la originalidad de la Primera Fuente y Centro.
La interasociación de lo Original, lo Actual y
lo Potencial produce las tensiones dentro de la infinidad dando como resultado
la posibilidad de crecimiento de todo el universo; y el crecimiento es la
naturaleza del Séptuple, el Supremo y el Último.
En la asociación del Absoluto de Deidad, el
Absoluto Universal y el Absoluto No Cualificado, la potencialidad es absoluta
mientras que la actualidad es emergente; en la asociación de la Segunda y la
Tercera Fuente y Centro y de la Fuente y Centro del Paraíso, la actualidad es
absoluta mientras que la potencialidad es emergente; en la originalidad de la
Primera Fuente y Centro, no podemos decir que ni la actualidad ni la
potencialidad sean existentes o emergentes —el Padre es.
Desde el punto de vista temporal, lo Actual es
lo que fue y es; lo Potencial es lo que está por ser y será; lo Original es lo
que es. Desde el punto de vista de la eternidad, las diferencias entre lo
Original, lo Actual y lo Potencial no son aparentes de esta manera. Estas
cualidades triunas no se distinguen de este modo en los niveles paradisiaco-eternos.
En la eternidad todo es —pero aún no todo se ha revelado en el tiempo y en el
espacio.
Desde nuestro mortal punto de vista, la
actualidad es sustancia, la potencialidad es capacidad. La actualidad existe en
el centro mismo y se expande desde allí hacia la infinidad periférica; la
potencialidad viene hacia adentro desde la periferia de la infinidad y converge
en el centro de todas las cosas. La originalidad es lo que causa primero, y
luego equilibra, los movimientos dobles del ciclo de la metamorfosis de la
realidad desde los potenciales hasta los actuales y la potencialización de los
actuales existentes.
Los tres Absolutos de la potencialidad son
operativos en un nivel puramente eterno del cosmos, por lo tanto no funcionan
nunca como tales en los niveles subabsolutos. En los niveles descendentes de la
realidad, la triodidad de potencialidad se manifiesta con el Último y sobre el
Supremo. Lo potencial puede fracasar en la actualización temporal respecto de
una parte en algún nivel subabsoluto, pero nunca en la suma. En último término,
la voluntad de Dios prevalece no siempre en cuanto se refiere al individuo,
pero invariablemente en cuanto se refiere al total.
Es en la triodidad de actualidad en que los
existentes del cosmos tienen su centro; sea éste espíritu, mente o energía,
todos se centralizan en esta asociación del Hijo, el Espíritu y el Paraíso. La
personalidad del Hijo espiritu es el modelo maestro para toda personalidad a lo
largo y a lo ancho de todos los universos. La sustancia de la Isla del Paraíso
es el modelo maestro del cual Havona es una revelación perfecta, y los
superuniversos son una revelación cada vez más perfecta. El Actor Conjunto es
al mismo tiempo la activación mental de la energía cósmica, la
conceptualización del propósito espiritual y la integración de las causas y
efectos matemáticos de los niveles materiales con los propósitos y motivos
volitivos del nivel espiritual. En un universo finito y hacia éste mismo, el
Hijo, el Espíritu y el Paraíso funcionan en el Último y sobre él, tal como éste
está condicionado y cualificado en el Supremo.
La actualidad (de la Deidad) es lo que el
hombre busca en la ascensión al Paraíso. La potencialidad (de la divinidad
humana) es en lo que el hombre evoluciona en esa búsqueda. Lo Original es lo
que hace posibles la coexistencia y la integración del hombre actual, del
hombre potencial y del hombre eterno.
La dinámica final del cosmos tiene que ver con
la transferencia continua de la realidad desde potencialidad a la actualidad.
En teoría, puede existir un fin de esta metamorfosis, pero de hecho esto es
imposible puesto que lo Potencial y lo Actual están ambos dentro del circuito
de lo Original (el YO SOY), y esta identificación hace por siempre imposible
colocar un límite en la progresión de desarrollo del universo. Todo lo que se
identifique con el YO SOY no puede jamás encontrar fin a la progresión puesto
que la actualidad de los potenciales del YO SOY es absoluta, y la potencialidad
de los actuales del YO SOY también es absoluta. Por siempre abrirán los
actuales nuevos caminos de realización de los potenciales imposibles hasta ese
momento —cada decisión humana no sólo actualiza una nueva realidad en la
experiencia humana sino que también abre una nueva capacidad para el
crecimiento humano. El hombre vive en todo niño, y el progresor morontial
reside en el hombre maduro que conoce a Dios.
La estática en crecimiento no puede aparecer
nunca en el cosmos total puesto que la base del crecimiento —los actuales
absolutos— es no cualificada, y puesto que las posibilidades de crecimiento
—los potenciales absolutos— son ilimitadas. Desde un punto de vista práctico,
los filósofos del universo han llegado a la conclusión de que no hay tal cosa
como el fin.
Desde un punto de vista circunscrito hay
efectivamente muchos fines, muchas terminaciones de actividades, pero desde un
punto de vista más amplio en un nivel elevado del universo, no hay fines sino
meramente transiciones de una fase de desarrollo a otra. La principal
cronicidad del universo maestro se preocupa de varias edades universales: la
edad Havona,el arquetipo perfecto de la creación, la edad superuniversal y las
edades de los universos exteriores. Pero aún estas divisiones básicas de
relaciones de secuencia no pueden ser más que hitos relativos en la carretera
interminable de la eternidad.
La penetración final de la verdad, la belleza
y la bondad del Ser Supremo puede tan sólo abrir para la criatura en progreso
aquellas cualidades absonitas de divinidad última que yacen más allá de los
niveles conceptuales de la verdad, la belleza y la bondad.
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