lunes, 20 de enero de 2014

2. El Arte de Vivir

Tan sólo hay dos maneras en las que los mortales pueden convivir: la manera material o animal y la manera espiritual o humana. Por medio de signos y sonidos, los animales pueden comunicarse entre ellos en una forma limitada. Pero estas formas de comunicación no transmiten significados, valores ni ideas. La única diferencia entre el hombre y el animal es de que el hombre puede comunicarse con sus semejantes mediante símbolos que por supuesto designan e identifican significados, valores, ideas y aun ideales.Puesto que los animales no pueden comunicarse ideas, no pueden desarrollar una personalidad. El hombre desarrolla la personalidad, porque puede comunicarse de esta manera con sus semejantes tanto sobre ideas como sobre ideales.Es esta habilidad de comunicar y compartir significados lo que constituye la cultura humana y permite al hombre, a través de las asociaciones sociales, erigir civilizaciones. El conocimiento y la sabiduría se tornan acumulativos debido a la habilidad del hombre de comunicar estas posesiones a las generaciones sucesivas. De esta manera surgen las actividades culturales de la raza: el arte, la ciencia, la religión y la filosofía.La comunicación simbólica entre los seres humanos predetermina la aparición de los grupos sociales. El más eficaz de todos los grupos sociales es la familia, más específicamente los dos padres. El afecto personal es el lazo espiritual que mantiene la unidad de estas asociaciones materiales. Estas asociaciones de amistad y afecto mutuo son socializantes y ennoblecedoras porque fomentan y facilitan los factores esenciales de los niveles más elevados del arte del vivir.

Tomado del Libro de Urantia

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