miércoles, 15 de enero de 2014

Los impulsos de la vida humana

La vida consiste en tres grandes impulsos: ímpetus, deseos y atracciones. Un carácter fuerte, una personalidad imponente,se adquiere sólo mediante la conversión del impulso natural de la vida en arte social del vivir,transformando los deseos presentes en anhelos más elevados que son capaces de un logro duradero,mientras que la atracción común de la existencia debe ser transferida de las ideas convencionales y establecidas a los dominios más elevados de las ideas no exploradas y de los ideales no descubiertos.Cuánto más compleja se vuelva la civilización,más difícil será el arte del vivir. Cuánto más rápidos los cambios en hábitos sociales,más complicada será la tarea del desarrollo del carácter.Cada diez generaciones, la humanidad debe aprender nuevamente el arte de vivir si el progreso debe continuar.Si el hombre es tan ingenioso para aumentar las complejidades de la sociedad a paso más acelerado,habrá que aprender de nuevo el arte de vivir más frecuentemente,tal vez, en cada generación. Si la evolución del arte de vivir no se mantiene al ritmo de la técnica de la existencia, la humanidad volverá a caer rápidamente en el simple impulso del vivir;la búsqueda de la satisfacción de los deseos presentes.Así,la humanidad seguirá siendo inmadura;no crecerá hasta la madurez plena.La madurez social es el grado en que el hombre esté dispuesto a renunciar a la nueva gratificación de deseos pasajeros e inmediatos,sin anhelos superiores a los que proporciona las satisfacciones del avance progresivo hacia objetivos permanentes.Pero la verdadera indicación de la madurez social de un pueblo es su capacidad y voluntad de ceder su derecho a vivir apacible y contentamente bajo las normas promotoras de comodidad basadas en el aliciente de las creencias establecidas y las ideas convencionales,en vez de la búsqueda de posibilidades no exploradas para lograr propósitos de realidades espirituales ideales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario