«La autoridad de la verdad es el espíritu mismo que mora en sus manifestaciones vivientes, no las palabras muertas de hombres menos iluminados y supuestamente inspirados de generaciones pasadas. Aunque estos santos varones de antaño sí vivieron vidas inspiradas y llenas de espíritu, eso no significa que sus palabras eran similarmente inspiradas espiritualmente.
Hoy, no ponemos por escrito las enseñanzas de este evangelio del reino, para que, después de mi partida, vosotros os separéis rápidamente en distintos grupos, cada uno convencido de poseer la verdad como resultado de la diversidad de vuestras interpretaciones de mis enseñanzas. Durante esta generación, es mejor que vivamos estas verdades evitando dejar documentos escritos.
Nada de lo que toque la naturaleza humana puede ser considerado infalible.
Indudablemente podrá brillar la verdad divina a través de la mente humana pero siempre con pureza relativa y divinidad parcial. La infalibilidad puede ser anhelo de la criatura pero sólo los Creadores la poseen.
Tomado del Libro de Urantia
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