lunes, 31 de marzo de 2014

La evolución;técnica cósmica de crecimiento

Los verdaderos valores no pueden ser jamás estáticos; la realidad significa cambio, crecimiento. El cambio sin crecimiento, expansión de significado y exaltación de valor, no tiene valor —es potencialmente mal. Cuanto más grande sea la calidad de adaptación cósmica, más significado tendrá toda experiencia. Los valores no son ilusiones conceptuales; son reales, pero siempre dependen del hecho de las interrelaciones. Los valores son siempre tanto actuales como potenciales —no lo que fue, sino lo que es y lo que será.La asociación de los actuales y los potenciales equivale al crecimiento, la realización experiencial de los valores. Pero el crecimiento no es mero progreso. El progreso es siempre significativo, pero es relativamente sin valor en ausencia del crecimiento espiritual. El valor supremo de la vida humana consiste en el crecimiento de los valores, el progreso en los significados y la realización de la interrelación cósmica de estas dos experiencias. Y tal experiencia es equivalente a la conciencia de Dios. Un mortal con esta experiencia, aunque no sea sobrenatural, se está volviendo realmente sobrehumano; un alma inmortal está evolucionando.El mortal no puede desencadenar el crecimiento, pero sí puede proveer las condiciones favorables. El crecimiento es siempre inconsciente, sea éste físico, intelectual o espiritual. El amor así crece; no puede ser creado, manufacturado ni comprado; debe crecer. La evolución es una técnica cósmica de crecimiento. El crecimiento social no puede asegurarse mediante la legislación, y el crecimiento moral no se obtiene por una administración mejorada. El hombre puede fabricar una máquina, pero su verdadero valor debe derivarse de la cultura humana y de la apreciación personal. La única contribución del hombre al crecimiento es la movilización de los poderes totales de su personalidad —la fe viviente.
Tomado del Libro de Urantia

sábado, 29 de marzo de 2014

El Amor es contagioso

En la vida física, los sentidos se percatan de la existencia de las cosas; la mente descubre la realidad de los significados; pero la experiencia espiritual revela al individuo los verdaderos valores de la vida. Estos altos niveles de vida humana se logran en el amor supremo de Dios y en el amor altruista del hombre o mujer. Si amas a tus semejantes, debes haber descubierto sus valores. Jesús amaba tanto a los hombres, porque les adjudicaba un valor muy alto. Puedes mejor descubrir los valores de tus asociados descubriendo sus motivaciones. Si alguien te irrita, te produce sentimientos de resentimiento, debes buscar con simpatía el discernimiento de su punto de vista, sus razones de una conducta tan censurable. Una vez que entiendas a tu prójimo, te volverás tolerante, y esta tolerancia crecerá en amistad y madurará en el amor.No puedes realmente amar a tus semejantes por un simple acto de tu voluntad. El amor tan sólo nace de la comprensión completa de las motivaciones y sentimientos de tus semejantes. No es tan importante amar a todos los hombres hoy como lo es que cada día aprendes a amar aún a uno más entre los seres humanos. Si cada día o cada semana consigues comprender a uno más de entre tus semejantes, y si éste es el límite de tu habilidad, estás entonces ciertamente socializando y verdaderamente espiritualizando tu personalidad. El amor es contagioso, y cuando la devoción humana es inteligente y sabia, el amor es más contagioso que el odio. Pero tan sólo el amor genuino y altruista es verdaderamente contagioso. Si cada mortal pudiese volverse tan sólo el objeto de un afecto dinámico, este virus benigno del amor llenaría muy pronto la corriente sentimental de emoción de la humanidad hasta tal punto que toda civilización estaría comprendida por el amor y ésa sería la realización de la hermandad del hombre.
Tomado con el Libro de Urantia

jueves, 27 de marzo de 2014

La Espiritualidad:indicador de cercanía con Dios

  La espiritualidad se vuelve el indicador de la propia cercanía a Dios y la medida de nuestra propia utilidad para con los semejantes. La espiritualidad eleva la habilidad de descubrir la belleza en las cosas, de reconocer la verdad en los significados y la bondad en los valores. El desarrollo espiritual está determinado por la capacidad para eso y es directamente proporcional a la eliminación de las características egoístas del amor.El verdadero estado espiritual es la medida en que se aproxima uno a la Deidad, la sintonización con el Ajustador Divino Residente. El logro de la finalidad de la espiritualidad es equivalente al logro del máximo de la realidad, el máximo de la semejanza con Dios. La vida eterna es la búsqueda interminable de los valores infinitos.El objetivo de la autorrealización humana debe ser espiritual, no material. Las únicas realidades por las que vale luchar son divinas, espirituales y eternas. El hombre mortal tiene derecho a gozar de los placeres físicos y a satisfacer los afectos humanos; se beneficia por la lealtad a las asociaciones humanas y a las instituciones temporales; pero éstos no constituyen los cimientos eternos sobre los que se construye la personalidad inmortal que debe trascender el espacio, conquistar el tiempo y alcanzar el destino eterno de la perfección divina y el servicio finalista.Jesús ilustró la profunda seguridad del mortal conocedor de Dios cuando dijo: «Para un creyente del reino quien conoce a Dios, ¿que importa si todas las cosas terrenales se arruinan?» Las seguridades temporales son vulnerables, pero las certezas espirituales son impregnables. Cuando las mareas de la adversidad humana, el egoísmo, la crueldad, el odio, la maldad y los celos golpean el alma mortal, podemos reposar en la seguridad de que existe un bastión interior, la citadela del espíritu Divino, que es absolutamente inatacable; por lo menos es verdad de cada ser humano que ha encomendado el mantenimiento de su alma al espíritu residente del Dios eterno.                
Tomado del Libro de Urantia

miércoles, 26 de marzo de 2014

El terreno esencial para crecimiento espiritual

El terreno esencial para el crecimiento espiritual presupone una vida progresiva de autorrealización, la coordinación de las propensidades naturales, el ejercicio de la curiosidad y el goce en las aventuras razonables, la experimentación de sentimientos de satisfacción, el funcionamiento del estímulo del temor para la atención y la presencia de ánimo, el aliciente de la curiosidad, y una conciencia normal de la propia pequeñez, la humildad. 
El crecimiento también está predicado en el descubrimiento del yo acompañado por la autocrítica —la conciencia, porque la conciencia es en realidad la crítica del yo mediante sus propios hábitos de valor, ideales personales.
La experiencia religiosa está marcadamente influida por la salud física, el temperamento heredado y el medio ambiente social. Pero estas condiciones temporales no inhiben el progreso espiritual interior de un alma dedicada a hacer la voluntad del Padre en los cielos. En todos los mortales normales hay ciertos impulsos innatos hacia el crecimiento y la autorrealización que funcionan si no se les inhibe específicamente. La técnica segura de fomentar esta dote constitutiva del potencial del crecimiento espiritual consiste en mantener una actitud de devoción sincera a los valores supremos.
La religión no se puede regalar, recibir, prestar, aprender ni perder. Es una experiencia personal que crece proporcionalmente a la búsqueda creciente de los valores finales. El crecimiento cósmico, por lo tanto, consiste en la acumulación de los significados y la elevación, cada vez más amplia, de los valores. Pero la nobleza misma es siempre un crecimiento inconsciente.
Tomado del Libro de Urantia

martes, 25 de marzo de 2014

El verdadero Crecimiento Religioso

   Aunque la religión produzca el crecimiento de los significados y la elevación de los valores, siempre resulta el mal cuando se elevan las evaluaciones personales a niveles de los absolutos. Un niño evalúa la experiencia de acuerdo con el contenido de placer; la madurez es proporcional a la sustitución del placer personal por significados más elevados, aun lealtades a los conceptos más elevados de las situaciones diversificadas de la vida y de las relaciones cósmicas.Algunas personas están demasiado ocupadas para crecer y por consiguiente corren el grave peligro de la fijación espiritual. Se debe disponer para el crecimiento de los significados en distintas edades, en culturas sucesivas y en las etapas que van pasando de la civilización en avance. Los principales inhibidores del crecimiento son el prejuicio y la ignorancia.Dad a cada niño creciente la oportunidad de cultivar su propia experiencia religiosa; no debéis forzarlo a una experiencia adulta ya hecha. Recordad, el progreso año por año a través de un régimen de enseñanza establecido no significa necesariamente progreso espiritual y menos aún crecimiento espiritual. La ampliación del vocabulario no significa el desarrollo del carácter. El crecimiento no está auténticamente indicado por los meros productos sino más bien por el progreso. El crecimiento educativo verdadero está indicado por la elevación de los ideales, la mayor apreciación de los valores, los nuevos significados de los valores y una lealtad aumentada a los valores supremos.Los niños reciben una impresión permanente tan sólo por las lealtades de sus asociados adultos; el precepto, o aun el ejemplo, no está duraderamente influyente. Las personas leales son personas en crecimiento, y el crecimiento es una realidad que impresiona e inspira. Vive lealmente hoy —crece— y mañana será otro día. La forma más rápida para que un renacuajo se torne rana, consiste en vivir lealmente cada momento como renacuajo.

Tomado del Libro de Urantia

lunes, 24 de marzo de 2014

Cuando la razón reconoce entre el bien y el mal

Cuando la razón reconoce el bien y el mal, exhibe sabiduría; cuando la sabiduría elige entre el bien y el mal, entre la verdad y el error, demuestra ser guiada por el espíritu.Y de esta manera las funciones de la mente, el alma y el espíritu están unidas estrechamente por siempre y funcionalmente interasociadas. La razón trata del conocimiento de los hechos; la sabiduría, de la filosofía y la revelación; la fe, de la experiencia espiritual viva. Mediante la verdad, el hombre alcanza la belleza y mediante el amor espiritual, asciende a la bondad.La fe conduce a conocer a Dios, no meramente a un sentimiento místico de la presencia divina.
 La fe no debe estar influida excesivamente por sus consecuencias emotivas. La verdadera religión es una experiencia de creencia y conocimiento así como también una satisfacción de sentimiento.Existe una realidad en la experiencia religiosa que es proporcional al contenido espiritual, y dicha realidad trasciende la razón, la ciencia, la filosofía, la sabiduría y todos los demás logros humanos.
Las convicciones de dicha experiencia son inatacables; la lógica del vivir religioso es incontrovertible; la certidumbre de dicho conocimiento es superhumana; las satisfacciones son soberbiamente divinas, la valentía indomitable, las devociones incuestionables, las lealtades supremas, y los destinos finales —eternos, últimos y universales.
La crueldad aparente del hado perverso que acumula tribulaciones sobre un mortal sufriente puede ser en realidad un fuego templador que está transmutando el hierro blando de la personalidad inmadura en el acero duro de su verdadero carácter.

Tomado del Libro de Urantia

sábado, 22 de marzo de 2014

Cuando la Teología domina la Religión

Cuando la teología domina la religión, la religión muere; se torna una doctrina en vez de una experiencia de vida. La misión de la teología debe consistir meramente en facilitar la autoconciencia de la experiencia personal espiritual. La teología debe constituír el esfuerzo religioso de definir, aclarar, exponer y justificar las declaraciones experienciales de la religión que, en último análisis, tan sólo pueden ser validadas por la fe viviente. En la filosofía más elevada del universo, la sabiduría, como la razón, se alía a la fe. La razón, la sabiduría y la fe son los logros más elevados del hombre. La razón lleva al hombre al mundo de los hechos, de las cosas; la sabiduría le presenta el mundo de la verdad, de las relaciones; la fe le abre la puerta al mundo de la divinidad, la experiencia espiritual.La fe lleva voluntariamente a la razón hasta donde ésta puede llegar, y luego sigue con la sabiduría hasta el límite filosófico total; finalmente se atreve a lanzarse en un viaje universal sin límites ni fin acompañada tan sólo por la VERDAD.
La ciencia (el conocimiento) se funda en la suposición inherente (espíritu ayudante) de que la razón es válida, de que el universo puede ser comprendido. La filosofía (comprensión coordinada)se funda en la suposición inherente (espíritu de sabiduría) de que la sabiduría es válida, de que el universo material puede ser coordinado con el espiritual.La religión (la verdad de la experiencia espiritual personal) se funda en la suposición inherente (Ajustador del Pensamiento) de que la fe es válida, de que Dios puede ser conocido y alcanzado.La plena realización de la realidad de la vida mortal consiste en un deseo progresivo de creer en estas suposiciones de la razón, la sabiduría y la fe. Dicha vida está motivada por la verdad y dominada por el amor; y estos son los ideales de realidad cósmica objetiva cuya existencia no puede ser demostrada en forma material.

Tomado del Libro de Urantia

viernes, 21 de marzo de 2014

La Filosofía y la Religión

Aunque tanto la ciencia como la filosofía pueden suponer la probabilidad de Dios mediante su razón y lógica, sólo la experiencia religiosa personal del mortal conducido por el espíritu puede afirmar la certeza de dicha Deidad suprema. Mediante la técnica de tal encarnación de la verdad viva, la hipótesis filosófica de la probabilidad de Dios se vuelve una realidad religiosa.La confusión sobre la experiencia de la certidumbre de Dios surge de las interpretaciones y relaciones poco similares de esa experiencia por parte de los distintos individuos y de las diversas razas. La experiencia de Dios puede ser totalmente válida, pero la disertación sobre Dios, siendo intelectual y filosófica, es divergente y a menudo confusamente falaz.Un hombre bueno y noble puede estar totalmente enamorado de su esposa pero ser completamente incapaz de pasar en forma satisfactoria un examen escrito sobre la psicología del amor conyugal. Otro hombre, con muy poco amor o ninguno por su esposa, puede pasar el mismo examen aceptablemente. La imperfección del discernimiento del amante en la verdadera naturaleza del ser amado no invalida en lo más mínimo la realidad o la sinceridad de su amor.Si crees sinceramente en Dios —por la fe lo conoces y lo amas— no permitas que la realidad de dicha experiencia sea de ninguna manera disminuida o substraída por las insinuaciones dudosas de la ciencia, las especulaciones de la lógica, los postulados de la filosofía, o las astutas sugerencias de almas que quieren crear una religión sin Dios.La certidumbre del religionista que conoce a Dios no debería ser alterada por la incertidumbre del materialista incrédulo; por el contrario, la incertidumbre del no creyente debería ser poderosamente desafiada por la profunda fe y la certidumbre inconmovible del creyente experiencial.Sólo una filosofía que reconozca la realidad de la personalidad -la permanencia en presencia del cambio- puede ser de valor moral para el hombre, puede servir de enlace entre las teorías de la ciencia material y de la religión espiritual. La revelación es la compensación de la fragilidad de la filosofía en evolución.L.U.

jueves, 20 de marzo de 2014

El Mundo intermedio:El Morontial

Los Dioses no pueden transformar una criatura de naturaleza animal grosera en un espíritu perfeccionado por un acto misterioso de magia creadora —o por lo menos no lo hacen. Cuando los Creadores desean producir seres perfectos, lo hacen mediante creación directa y original, pero jamás emprenden la conversión de las criaturas de origen animal y material en seres de perfección en un solo paso.La vida morontial, tal como se extiende a través de varias etapas de la carrera en el universo local, es el único camino posible por el cual los mortales materiales pueden lograr el umbral del mundo de espíritu. ¿Cuál puede ser la magia que encierra la muerte, la disolución material del cuerpo humano, que pueda con un solo paso transformar instantáneamente la mente mortal y material en un espíritu inmortal y perfeccionado? Estas creencias no son sino supersticiones ignorantes y fábulas placenteras.Siempre interviene esta transición morontial entre el estado mortal y el subsiguiente estado espiritual de los seres sobrevivientes. Este estado intermedio difiere de las distintas creaciones materiales locales, pero en su intento y propósito todas ellas son grandemente similares.Los reinos morontiales son las esferas de enlace del universo local entre los niveles material y espiritual de la existencia de las criaturas.Las esferas morontiales son las fases de transición de la ascensión mortal a través de los mundos de progresión del universo local. Estas creaciones comparten la belleza física y la grandeza morontial de las esferas sedes centrales del universo local.Todos estos mundos son esferas arquitectónicas, y tienen exactamente el doble del número de elementos de los planetas evolutivos. Estos mundos, poseen cien elementos físicos, sino que también tienen exactamente cien formas de una organización única de la energía denominada material de morontia.La vida morontial primitiva en los sistemas locales es muy parecida a la de nuestro mundo material, tornándose menos física y más verdaderamente morontial en los mundos de estudio de la constelación. A medida que avanzas,logras cada vez más los niveles espirituales.

miércoles, 19 de marzo de 2014

El Crecimiento espiritual

El crecimiento espiritual emana desde el interior del alma del mortal en evolución. La presión puede deformar la personalidad, pero no estimula jamás el crecimiento. Aún la presión educativa es útil únicamente en forma negativa, en cuanto ayuda a prevenir experiencias desastrosas.
 El crecimiento espiritual es más grande cuando todas las presiones externas son mínimas. «Donde está el espíritu del Señor, allí hay libertad». El hombre se desarrolla mejor cuando las presiones del hogar, de la comunidad, la iglesia y el estado son menores. Pero esto no se debe interpretar como significando que no haya cabida en la sociedad progresiva para el hogar, las instituciones sociales, la iglesia y el estado.
Una vez que un miembro de un grupo social religioso haya cumplido con los requisitos de dicho grupo, debería ser alentado a disfrutar de libertad religiosa en la expresión plena de su propia interpretación personal de las verdades de la creencia religiosa y los hechos de la experiencia personal religiosa.La seguridad de un grupo religioso depende de la unidad espiritual, no de la uniformidad teológica.Un grupo religioso debería poder disfrutar de la libertad de pensar libremente, sin tener que volverse «librepensadores». Existe gran esperanza para todas las iglesias que adoren al Dios vivo, validen la hermandad de los hombres, y se atrevan a quitar toda presión de credo sobre sus integrantes.

Tomado del Libro de Urantia

martes, 18 de marzo de 2014

El perseguir el ideal divino

El perseguimiento del ideal —la lucha por ser semejante a Dios— es un esfuerzo continuo antes y después de la muerte. La vida después de la muerte no es esencialmente distinta de la existencia mortal. Todo lo bueno que hagamos en esta vida contribuye directamente al enaltecimiento de la vida futura. La religión real no fomenta la indolencia moral ni la pereza espiritual al alentar la vana esperanza de recibir todas las virtudes de un carácter noble como resultado de cruzar las puertas de la muerte natural. La verdadera religión no menosprecia el esfuerzo humano por progresar durante el contrato mortal de la vida. Todo logro mortal en la vida material es una contribución directa al enriquecimiento de las primeras etapas de la experiencia de supervivencia inmortal.
Es fatal para el idealismo del mortal que se le enseñe que todos sus impulsos altruistas son meramente el desarrollo de sus instintos gregarios naturales. Pero el mortal se encuentra ennoblecido y poderosamente energizado cuando aprende que estos impulsos superiores de su alma emanan de las fuerzas espirituales que residen en su mente mortal.Eleva al mortal por encima y más allá de sí mismo el comprender plenamente que dentro de él vive y afana algo que es eterno y divino. Y así pues una fe viva en el origen superhumano de nuestros ideales valida nuestra creencia de que somos los hijos de Dios y hace reales nuestras convicciones altruistas, los sentimientos de la hermandad del hombre.El mortal, en su dominio espiritual, verdaderamente tiene una voluntad libre. El mortal no es un esclavo desamparado de la soberanía inflexible de un Dios todopoderoso ni la víctima de una fatalidad sin esperanzas dentro de un determinismo mecanicista cósmico. El hombre es en verdad el arquitecto de su propio destino eterno.

Tomado del Libro de Urantia

lunes, 17 de marzo de 2014

La felicidad humana

La interpretación del hombre o mujer de los conflictos primitivos entre la voluntad egoísta y la voluntad altruista no es siempre confiable.Sólo una personalidad relativamente bien unificada puede arbitrar las opiniones multiformes de los deseos del ego y la conciencia social naciente. El yo tiene derechos tanto como los tienen sus prójimos. Ninguno de los dos ha de reclamar exclusivamente la atención y servicio del individuo. La incapacidad de resolver este problema da origen al tipo más primitivo de los sentimientos humanos de culpa.
La felicidad humana se alcanza tan sólo cuando el deseo egoísta del yo y el impulso altruista del yo superior (espíritu divino) están coordinados y reconciliados por la voluntad unificada de la personalidad integrante y supervisora.
La mente del mortal evolucionario se enfrenta constantemente con el complejo problema de arbitrar la contienda entre la expansión natural de los impulsos emocionales y el crecimiento moral de los impulsos altruistas predicados en el discernimiento espiritual que es la reflexion religiosa genuina.
El intento de asegurar un bien equivalente para el yo y para la mayor cantidad de otros yoes presenta un problema que no siempre puede ser resuelto satisfactoriamente dentro del marco espacio-temporal. En una vida eterna, estos antagonismos pueden ser solucionados, pero en la corta vida humana es imposible solucionarlos. Jesús se refirió a dicha paradoja cuando dijo: «El que salve su vida la perderá, pero el que pierda su vida en nombre del reino, la hallará».

Tomado del Libro de Urantia

sábado, 15 de marzo de 2014

El origen de los ideales

La mente evolucionaria primitiva da origen a una sensación de deber social y obligación moral derivadas del temor emocional. El impulso más positivo de servicio social y el idealismo del altruismo se derivan del impulso directo del espíritu divino que reside en la mente humana.Esta idea-ideal de hacer el bien a otros —el impulso de negarle algo al ego para beneficio del prójimo— está al principio muy circunscrito.
 El hombre primitivo considera prójimo tan sólo a aquellos que están muy cerca de él, a aquellos que lo tratan a él como prójimo; a medida que avanza la civilización religiosa, el prójimo se expande en su concepto hasta comprender el clan, la tribu, la nación.
Y luego Jesús amplió el alcance del prójimo hasta comprender a toda la humanidad, hasta declarar que deberíamos amar a nuestros enemigos.
Y hay algo dentro de cada ser humano normal que le dice que esta enseñanza es moral —justa. Aún aquellos que menos practican este ideal admiten que es justo en teoría.Todos los hombres reconocen la moralidad de este impulso humano universal hacia el altruismo.
 El humanista adscribe el origen de este impulso al funcionamiento natural de la mente material; el religionista reconoce más correctamente que el impulso verdaderamente altruista de la mente mortal es en respuesta a la guía espiritual interior del Ajustador del Pensamiento.

Tomado del Libro de Urantia

viernes, 14 de marzo de 2014

La comunión espiritual

La diferencia característica entre una ocasión social y una reunión religiosa es de que, en contraste con lo secular, lo religioso espiritual exuda una atmósfera de comunión. De esta manera la asociación humana genera una sensación de hermandad con lo divino, y éste es el comienzo de la adoración grupal. El compartir una comida comunal fue el tipo más primitivo de comunión social, y por lo tanto las religiones primitivas dispusieron que alguna porción del sacrificio ceremonial fuera comida por los adoradores. Aun en el cristianismo, la Santa Cena retiene este modo de comunión.

La atmósfera de la comunión provee un período refrescante y consolador de tregua en el conflicto del ego autoservidor con el impulso altruista del Monitor espiritual residente. Éste es el preludio de la verdadera adoración —la práctica de la presencia de Dios que eventúa en el surgimiento de la hermandad del hombre.Cuando el hombre primitivo sentía que su comunión con Dios había sido interrumpida, recurría a alguna clase de sacrificio en su esfuerzo para hacer una expiación, para restaurar las relaciones amistosas.
El hambre y la sed de rectitud conducen al descubrimiento de la verdad, y la verdad aumenta los ideales, y esto crea nuevos problemas para los religionistas individuales, puesto que nuestros ideales tienden a crecer en progresión geométrica, mientras que nuestra habilidad para vivir de acuerdo con ellos tan sólo aumenta en progresión aritmética.El hambre y la sed de rectitud conducen al ser humano al descubrimiento de la verdad,y la verdad aumenta los verdaderos ideales.

Tomado del Libro de Urantia

jueves, 13 de marzo de 2014

La elección moral de los niños

La elección moral está generalmente acompañada por conflicto moral mayor o menor. Y este primer conflicto se desencadena en la mente del niño entre los impulsos del egoísmo y los impulsos del altruismo. El Ajustador opera para colocar una ligera preferencia sobre el impulso altruista como conductor a la meta de la felicidad humana.Cuando un ser moral elige ser altruista, cuando se enfrenta al impulso a ser egoísta, se trata de una experiencia religiosa primitiva.Esta decisión es humana y religiosa. Comprende el hecho de la conciencia de Dios y exhibe el impulso al servicio social, la base de la hermandad de los hombres. Cuando la mente elige un juicio moral justo por acción del libre albedrío, esta decisión constituye una experiencia religiosa.Pero antes de que el niño se haya desarrollado suficientemente como para adquirir la capacidad moral y por lo tanto ser capaz de elegir el servicio altruista, ya ha desarrollado una naturaleza egoísta, fuerte y bien unificada. Y es esta situación factual la que da origen a la teoría de la lucha entre las naturalezas «superior» e «inferior». Muy pronto en la vida el niño normal comienza a aprender que es «más bien aventurado dar que recibir».El hombre tiende a identificar el impulso a atender a sus necesidades con su ego — con su yo. En contraste, se inclina a identificar la voluntad de ser altruista con alguna influencia fuera de sí mismo —Dios.Es justo este juicio, puesto que todos esos deseos altruistas en verdad se originan en la guía del Espíritu residente, y este es un fragmento de Dios.Este impulso es realizado en la conciencia humana como un impulso al altruismo, a la preocupación por los semejantes. Por lo menos ésta es la experiencia precoz y fundamental de la mente infantil. Si el niño en crecimiento no consigue unificar la personalidad. Una conciencia desviada puede volverse responsable de muchos conflictos, preocupaciones y penas y un sinfín de infelicidad humana.

miércoles, 12 de marzo de 2014

La naturaleza moral de los niños y niñas

El terreno evolucionario en la mente del hombre es donde germina la semilla de la religión revelada, es la naturaleza moral que tan tempranamente da origen a una conciencia social. Los primeros impulsos de la naturaleza moral de un niño o niña no tienen que ver con el sexo, la culpa ni el orgullo personal, sino más bien con el ímpetu hacia la justicia, rectitud y bondad —el servicio y ayuda a los semejantes. Cuando estos precoces despertares morales son alimentados, ocurre un desarrollo gradual de la vida religiosa que está comparativamente libre de conflictos, trastornos y crisis.Todo ser humano experimenta muy tempranamente algo del conflicto entre sus impulsos egoístas y sus impulsos altruistas, y muchas veces se llega a la primera experiencia de la conciencia de Dios como resultado de buscar una ayuda superhumana en la tarea de resolver dichos conflictos morales.La psicología de un niño o una niña es naturalmente positiva, no negativa.Muchos mortales en su actitud son negativos porque así fueron educados. Cuando se dice que el niño es positivo se hace referencia a sus impulsos morales, a esos poderes de la mente cuyo surgir señala la llegada del Ajustador del Pensamiento.
 En ausencia de enseñanzas erróneas, la mente del niño normal se mueve en forma positiva, en el surgir de la conciencia religiosa, hacia la rectitud moral y el ministerio social, en vez de moverse negativamente, alejándose del pecado y de la culpa. Puede haber o no conflicto en el desarrollo de la experiencia religiosa, pero siempre están presentes las decisiones inevitables, el esfuerzo y la función de la voluntad humana.
Tomado del Libro de Urantia

martes, 11 de marzo de 2014

La religión y el ser mortal

La religión es funcional en la mente humana y se ha realizado en la experiencia previamente a su aparición en la conciencia humana. Un niño ya existe alrededor de nueve meses antes de experimentar el nacimiento. Pero el «nacimiento» de la religión no es repentino, es más un surgimiento paulatino. Sin embargo, más tarde o más temprano hay un «día de nacimiento». No entras al reino de los cielos a menos que hayas «nacido nuevamente» —nacido del espíritu. Muchos nacimientos espirituales van acompañados por mucha angustia de espíritu y marcados de perturbaciones psicológicas, así como muchos nacimientos físicos están caracterizados por un «parto difícil» y otras anormalidades de «parto». Otros nacimientos espirituales son un crecimiento natural y normal del reconocimiento de los valores humanos con un enaltecimiento de la experiencia espiritual, aunque no ocurre desarrollo religioso sin esfuerzo consciente y determinación positiva e individual. La religión no es nunca una experiencia pasiva, una actitud negativa. Lo que se llama «nacimiento de la religión» no está directamente asociado con las así llamadas experiencias de conversión que generalmente caracterizan aquellos episodios religiosos que ocurren más adelante en la vida como resultado de conflictos mentales, represiones emocionales,sublevamientos temperamentales y actitud mística.Pero aquellas personas criadas por sus padres de manera tal que crecieron en la conciencia de ser hijos de un Padre celestial amante, no deben despreciar a sus semejantes que tan sólo llegan a dicha conciencia de la asociación con Dios a través de una crisis psicológica o de trastornos emocionales.

Tomado del Libro de Urantia

lunes, 10 de marzo de 2014

La verdadera religión;una búsqueda de valores

El racionalismo es erróneo cuando supone que la religión es en primer término una creencia primitiva en algo que va seguido de la búsqueda de los valores. La verdadera religión es principalmente una búsqueda de valores primero,y luego formula un sistema de creencias interpretativas. Es mucho más fácil concordar sobre valores religiosos —objetivos— que sobre creencias —interpretaciones.Y esto explica por qué la religión es capaz de llegar a un acuerdo en cuanto a valores y objetivos, exhibiendo al mismo tiempo el confuso fenómeno de creer en cientos de creencias conflictivas —credos. Esto también explica por qué una determinada persona puede mantener su experiencia religiosa frente a la experiencia de abandonar o cambiar muchas de sus creencias religiosas.La religión persiste a pesar de los cambios revolucionarios en las creencias religiosas. La teología no produce la religión; es la religión la que produce la filosofía teológica.El hecho de que los religiosos hayan creído tantas cosas que eran falsas no invalida la religión, porque la religión se funda en el reconocimiento de valores y se valida por la fe de experiencia religiosa personal. La religión se basa en la experiencia y en el pensamiento religioso. La teología, la filosofía de la religión, es un intento honesto de interpretar esa experiencia. Estas creencias interpretativas pueden ser justas o erróneas,o una mezcla de verdad y error.El reconocimiento de los valores espirituales es una experiencia que es superideacional. No existe una palabra en ningún idioma humano que pueda ser empleada para designar este «sentimiento»,«sensación»,«intuición» o «experiencia» que llamamos conciencia de Dios. El espíritu de Dios que reside en el ser presenta un valor, exuda un sabor de divinidad que es personal en el sentido más alto e infinito. Si Dios no fuera por lo menos personal, no podría ser consciente, y si no fuera consciente, sería infrahumano.

viernes, 7 de marzo de 2014

La Unidad de la experiencia religiosa

La unidad de la experiencia religiosa de un grupo social o racial deriva de la naturaleza idéntica del fragmento de Dios que reside en el individuo. Esta parte divina en el hombre es la que origina su interés altruista en el bienestar de los demás. Pero puesto que la personalidad es única —no hay dos mortales idénticos— inevitablemente ocurre que no hay dos seres humanos que puedan interpretar en forma similar las tendencias e impulsos del espíritu de la divinidad que vive en su mente. Un grupo de mortales puede experimentar la unidad espiritual, pero no podrán jamás llegar a una uniformidad filosófica. Y esta diversidad de interpretación del pensamiento religioso y de la experiencia se ilustra por el hecho de que los teólogos y filósofos han formulado más de quinientas definiciones distintas de la religión. En realidad, cada ser humano define la religión en términos de su propia interpretación experiencial de los impulsos divinos que emanan del espíritu de Dios que en él reside, y por lo tanto esta interpretación debe ser única y totalmente distinta de la filosofía religiosa de todos los demás seres humanos.Cuando un mortal se encuentra en acuerdo total con la filosofía religiosa de un mortal semejante, ese fenómeno indica que estos dos seres han tenido una experiencia religiosa similar en cuanto a los asuntos que se refieren a su similaridad de interpretación religiosa filosófica.Aunque tu religión sea un asunto de experiencia personal, es muy importante que te expongas al conocimiento de un vasto número de otras experiencias religiosas (las distintas interpretaciones de otros mortales distintos) para que puedas prevenir el peligro de que tu vida religiosa se torne egocéntrica —circunscrita, egoísta y no sociable.
Tomado del Libro de Urantia

La realidad de la experiencia religiosa


TODAS las reacciones verdaderamente religiosas del hombre son patrocinadas por el primitivo ministerio del ayudante de adoración y verificadas por el ayudante de la sabiduría. La primera dotación de supermente del hombre es la de la vinculación de la personalidad en el circuito del Espíritu Santo del Espíritu Creativo del Universo; y mucho antes de los autootorgamientos de los Hijos divinos o de la dotación universal de los Ajustadores, esta influencia funciona para ampliar el punto de vista del hombre sobre la ética, la religión y la espiritualidad. Después de los autootorgamientos de los Hijos del Paraíso, el Espíritu de la Verdad liberado, hace poderosas contribuciones a la expansión de la capacidad humana para percibir las verdades religiosas.
 A medida que la evolución avanza en un mundo habitado, los Ajustadores del Pensamiento participan cada vez más en el desarrollo de los tipos más altos de discernimiento religioso humano. El Ajustador del Pensamiento es la ventana cósmica a través de la cual la criatura finita puede vislumbrar por la fe las certezas y divinidades de la Deidad ilimitada, el Padre Universal.
Las tendencias religiosas de las razas humanas son innatas; se manifiestan universalmente y tienen un origen aparentemente natural; las religiones primitivas siempre son evolucionarias en su génesis. A medida que la experiencia religiosa natural continúa progresando, revelaciones periódicas de la verdad puntualizan el curso por otra parte lento de la evolución planetaria.

Tomado del Libro de Urantia

jueves, 6 de marzo de 2014

Integración del ser mortal con el Universo


 Integración del mortal con el universo — el aumento de discernimiento humano más el aumento del logro experiencial humano le lleva hacia una armonía más estrecha con las presencias unificadoras de la Supremacía —la Trinidad del Paraíso y el Ser Supremo. 

Esto es lo que establece la soberanía del Supremo en los mundos que se han establecido por mucho tiempo en luz y vida. Tales planetas avanzados son efectivamente poemas de armonía, retratos de la belleza de la bondad lograda, conseguida mediante la búsqueda de la verdad cósmica. 
Si tales cosas pueden suceder en un planeta, cosas aun más grandes pueden suceder en un sistema y en las unidades más grandes del gran universo a medida que éstos también logren un establecimiento que indique el agotamiento de los potenciales para el crecimiento finito.
En un planeta de este orden avanzado, la Providencia se ha vuelto una actualidad, las circunstancias de la vida están correlacionadas, pero esto no se debe solamente a que el hombre ha llegado a dominar los problemas materiales de su mundo; es también porque ha comenzado a vivir de acuerdo con la tendencia de los universos; está siguiendo el camino de la Supremacía para el logro del Padre Universal.

Tomado del Libro de Urantia

miércoles, 5 de marzo de 2014

El desarrollo evolucionario del mortal

En los comienzos de un mundo evolucionario los sucesos naturales de orden material y los deseos personales de los seres humanos frecuentemente parecen ser antagónicos.Es muy difícil para el mortal comprender mucho de lo que ocurre en un mundo en evolución —la ley natural tan parece ser cruel, sin corazón e indiferente a todo lo que es verdadero, bello y bueno en la comprensión humana.Pero a medida que la humanidad progresa en el desarrollo planetario, observamos que este punto de vista se ve modificado por la visión en aumento del ser,su comprensión creciente del mundo en el cual vive; su capacidad que se va ampliando para la comprensión de los hechos materiales del tiempo, las ideas y los ideales valiosos del discernimiento espiritual. Mientras los seres midan tan sólo con la vara de las cosas de naturaleza física no pueden esperar jamás encontrar unidad en el tiempo y en el espacio.Se va generando la acumulación gradual del conocimiento de las leyes del mundo material, los propósitos de la existencia espiritual y las posibilidades de la coordinación filosófica de estas dos realidades. El hombre, el salvaje, estaba desamparado ante los ataques de las fuerzas naturales, era esclavo del dominio cruel de sus propios temores interiores. El ser semicivilizado comienza a abrir la puerta del almacén de los secretos de los reinos naturales y su ciencia está destruyendo lenta, pero eficazmente,sus supersticiones,y al mismo tiempo provee una base nueva y ampliada de hecho para la comprensión de los significados de la filosofía y de los valores de la verdadera experiencia espiritual. El hombre civilizado algún día alcanzará un dominio relativo de las fuerzas físicas de su planeta; esparcirá el amor de Dios en su corazón hacia afuera en forma eficaz como amor hacia sus semejantes, mientras que los valores de la existencia humana se aproximarán a los límites de la capacidad mortal.      El L.U.

martes, 4 de marzo de 2014

El estado de luz y vida de los Universos

 El gran universo perfeccionado de aquellos días futuros será vastamente distinto de lo que es en el presente. Habrán desaparecido las emocionantes aventuras de la organización de las galaxias del espacio, la implantación de la vida en los mundos inciertos del tiempo y la evolución de la armonía a partir del caos, de la belleza a partir de los potenciales, de la verdad a partir de los significados, y de la bondad a partir de los valores. ¡Estos universos del tiempo habrán alcanzado la satisfacción del destino finito! Tal vez durante un espacio habrá descanso, reposo de una lucha que durara toda una edad para la perfección evolucionaría. ¡Pero no por mucho tiempo! Seguro, certera e inexorablemente el enigma de la Deidad emergente de Dios el Último desafiará a estos ciudadanos perfeccionados de los universos establecidos, así como sus antepasados evolucionarios luchadores fueron desafiados antaño por la búsqueda de Dios el Supremo.
 La cortina del destino cósmico se abrirá para revelar la grandeza trascendental de la atractiva búsqueda absonita por el logro del Padre Universal en aquellos niveles nuevos y más altos revelados en lo último de la experiencia de la criatura.

Tomado del LIbro de Urantia

lunes, 3 de marzo de 2014

La causalidad Primaria y la Secundaria



Muchas de las dificultades teológicas y de los dilemas metafísicos del hombre mortal se deben al hecho de que el hombre desubica la personalidad de la Deidad y la consiguiente asignación de los atributos infinito y absoluto, a la Divinidad subordinada y a la Deidad evolucionaria. 

No debemos olvidar que, aunque realmente existe una verdadera Primera Causa, también hay huestes de causas coordinadas y subordinadas, causas tanto asociadas como secundarias.La distinción vital entre causas primeras y causas segundas es que las causas primeras producen efectos originales libres de la herencia de todo factor derivado de toda causalidad antecedente. Las causas secundarias producen efectos que invariablemente exhiben la herencia de otra causalidad precedente.

Tomado del Libro de Urantia

domingo, 2 de marzo de 2014

El Padre Universal no tiene favoritos

El Padre no tiene favoritos; trata a cada uno de sus hijos ascendentes como individuos cósmicos. El Supremo de la misma manera no tiene favoritos; trata a sus hijos experienciales como un todo cósmico. El mortal puede descubrir al Padre en su corazón, pero tendrá que buscar al Supremo en el corazón de todos los demás mortales; y cuando todas las criaturas revelen perfectamente el amor del Supremo, se volverá una actualidad universal para todas las criaturas. Ésa no es más que otra manera de decir que los universos serán establecidos en luz y vida.
 El logro de autorrealización perfeccionada por todas las criaturas más el logro del equilibrio perfeccionado a través de los universos iguala el logro del Supremo y presencia la liberación de toda realidad finita de las limitaciones de la existencia incompleta. Tal agotamiento de todos los potenciales finitos da como fruto el logro completado del Supremo y se puede definir de otra manera como la actualización evolucionaría completa del Ser Supremo mismo.
Los mortales no hallan al Supremo en forma repentina y espectacular como un terremoto abre abismos en las rocas, sino que lo encuentran lenta y pacientemente como un río que va desgastando quietamente su lecho.Cuando hallas al Padre, hallas la gran causa de tu ascensión espiritual en los universos; cuando hallas al Supremo descubrirás el gran resultado de tu carrera de progresión al Paraíso.Pero ningún mortal que conoce a Dios puede estar nunca solo en su viaje a través del cosmos, porque sabe que el Padre camina a su lado a cada paso, mientras que el camino mismo que está atravesando es la presencia del Supremo.            Tomado del Libro de Urantia

sábado, 1 de marzo de 2014

La omnipotencia y la omnificiencia de Dios Padre.

Dios es verdaderamente omnipotente, pero no es omnificente, —no hace personalmente todo lo que se hace. La omnipotencia comprende el potencial de poder del Supremo Todopoderoso y del Ser Supremo, pero las acciones volitivas de Dios el Supremo no son acciones personales de Dios el Infinito.Abogar en pro la omnificencia de la Deidad primaria equivaldría a quitar las franquicias de casi un millón de Hijos Creadores Paradisiacos, sin mencionar las innumerables huestes de varias otras órdenes de asistentes creadores concurrentes. No hay sino una Causa no causada en todo el universo. -Dios-.Todas las demás causas son derivativas de esta Primera Gran Fuente y Centro. Nada en esta filosofía viola de manera alguna el libre albedrío de las miríadas de hijos de la Deidad esparcidos por un vasto universo.Dentro de un marco local, la volición puede parecer funcionar como causa no causada, pero exhibe infaliblemente los factores de la herencia que establecen la relación con las Primeras Causas únicas, originales y absolutas.

Toda volición es relativa. En el sentido original, sólo el Padre-YO SOY posee la finalidad de volición; en el sentido absoluto, sólo el Padre, el Hijo y el Espíritu exhiben las prerrogativas de volición incondicionada por el tiempo e ilimitada por el espacio. El hombre mortal está dotado de libre albedrío, el poder de elección, y aunque dicha elección no sea absoluta es sin embargo relativamente final en un nivel finito y en cuanto respecta al destino de la personalidad que selecciona.
Tomado del Libro de Urantia