Las cuatro grandes castas existentes, con excepción de la primera, fueron creadas con la fútil intención de impedir la amalgama racial de los conquistadores arios con sus inferiores sometidos. Pero la casta principal, la de los sacerdotes-maestros, surgió de los setitas. Los brahmines del siglo veinte d. de J.C. son los descendientes culturales directos de los sacerdotes del segundo jardín, aunque sus enseñanzas difieren muchísimo de las de sus ilustres predecesores. Cuando los arios penetraron en la India llevaban consigo sus conceptos de Deidad, preservados en lo que quedaba de las tradiciones de la religión del segundo jardín. Pero los sacerdotes brahmines no supieron resistir el ímpetu pagano fomentado por contacto repentino con las religiones inferiores del Dekán tras el arrasamiento racial de los arios. Así pues, la vasta mayoría de la población cayó en el cautiverio de las esclavizantes supersticiones de las religiones inferiores; y de esa manera resultó que la India fracasó en producir la elevada civilización que se vislumbrara en épocas anteriores.El despertar espiritual del siglo sexto antes de Cristo no perduró en la India, habiéndose extinguido aun antes de la invasión mahometana. Pero algún día surgirá tal vez un Gautama más importante que conducirá a la India entera en búsqueda del Dios viviente, y entonces el mundo podrá presenciar el florecimiento de las potencialidades culturales de un pueblo versátil que por tanto tiempo permanece comatoso bajo la paralizante influencia de una visión espiritual sin progresión.La cultura descansa sobre una base biológica, pero las castas por sí solas no pueden perpetuar la cultura aria, pues la religión, la verdadera religión, es la fuente indispensable de esa energía más elevada que impulsa a los hombres a establecer una civilización superior basada en la fraternidad humana.
Tomado del Libro de Urantia
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