Algún tiempo después de desplazar al hombre rojo hacia Norteamérica, los chinos en plena expansión desalojaron a los andonitas de los valles de los ríos del este de Asia obligándolos a retirarse hacia Siberia, al norte, y el Turquestán, al oeste; donde pronto entrarían en contacto con la cultura superior de los anditas.En Birmania y en la península de Indochina las culturas de la India y de China se mezclaron y combinaron produciendo las sucesivas civilizaciones de esas regiones. Allí la desaparecida raza verde ha persistido en una proporción mayor que en cualquier otra parte del mundo.Muchas razas diferentes ocuparon las islas del Pacífico. En general, las islas situadas al sur, que por ese entonces eran más extensas, estaban habitadas por pueblos que tenían altos porcentajes de sangre de las razas verde e índiga. Las islas situadas al norte estaban dominadas por los andonitas y más tarde por razas compuestas en grandes proporciones por linajes de las razas roja y amarilla. Los antepasados del pueblo japonés no fueron desplazados del territorio continental hasta el año 12.000 a. de J.C., cuando resultaron desalojados por un poderoso ataque en dirección a la costa del sur por las tribus norteñas chinas. Su éxodo final se debió no tanto a la presión del crecimiento de la población sino a la iniciativa de un cacique a quien llegaron a considerar un personaje divino.Al igual que los pueblos de la India y el Levante, las victoriosas tribus de los hombres amarillos establecieron sus primeras bases a lo largo de las costas y en las márgenes de los ríos. A las colonias costeras les fue mal en los años posteriores debido a las inundaciones cada vez más frecuentes y el cambio de curso de las aguas de los ríos, que hicieron insostenible la situación de la ciudades ubicadas en las tierras bajas.
Tomado del Libro de Urantia
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